Almería

Por tierras de Errolán

  • Un viaje iniciático. Era para los dos un viaje de aprendizaje, de iniciación. Bastón y bordón, maestro y discípulo, dos andaduras en un mismo Camino, dos corazones latiendo al unísono

EN Pamplona una familia nos pagó el autobús de "La Montañesa" que nos llevó a Roncesvalles (50 kms), primera muestra de solidaridad y simpatía de nuestro viaje. Habría más.

Roncesvalles

Recogimos nuestros Carnés o Credenciales y asistimos en la Iglesia de Santiago a la tradicional Misa, cantada en gregoriano y con una bendición en latín del Sg. XIV para los privilegiados que íbamos a saborear, desde el alba del siguiente día, la libertad andariega. Cenamos Menú del Peregrino: macarrones (ay, con lo poco que me gustan), trucha y flan. Compartimos mesa con un grupo de Elche que vio estupendo que padre e hijo hiciésemos el Camino. Fue la primera noche que dormimos (mal, claro) en un Albergue. De este, un poema medieval dice:

La puerta se abre a todos, enfermos y sanos,/

no sólo a católicos, sino aun a paganos;/

a judíos, herejes, ociosos y vanos/

y más brevemente a buenos profanos./

Cómo no referirse a la Chançon de Roland: Carlomagno, emperador franco, vino con un grandioso ejército a ocupar Zaragoza y destruir Pamplona. En la retirada, y cuando el Emperador iba ya por Valcarlos, al otro lado del Puerto de Ibañeta, los vascos infligieron a Roldán, uno de los Doce Pares de Francia y sobrino suyo, que mandaba la retaguardia, una severa derrota en Roncesvalles. Roldán murió mientras soplaba desesperadamente su olifante llamando al Emperador y golpeaba su espada Durandarte contra una roca para evitar que cayese en manos indignas: la piedra se quebró, pero no el arma. Las leyendas locales convierten a Roldán en el mitológico gigante Errolán, que lanza menhires contra los vascos.

La primera etapa fue larga: dormimos en Zubiri, a 21'5 kms de Roncesvalles. Los pies sufrían los primeros estragos.

Pamplona

Siguiendo las flechas amarillas, hicimos 20'4 kms hasta la vieja Iruña, que cruzamos -entre charangas y peñas que celebraban San Fermín- arrastrando un gran cansancio. Desde el Albergue, habilitado en un Polideportivo, enviamos a casa 4 kilos de equipaje. Al día siguiente el hospitalero nos despertó a las 7 diciendo a voz en grito:

-¡Levántate, pamplonica, que el encierro ya ha salido!

Eunate

En esta capilla templaria con claustro exento el peregrino se enfrenta al primer misterio de la Ruta. El interior, acogedor y misterioso, ejerce una gran atracción espiritual. Su tensión iniciática es sobrecogedora, ancestral, casi telúrica. La luz entra de oriente tamizada por las placas de alabastro de las ventanas del ábside, lleno de Signos Compañeriles de los constructores del románico, los Jacques, que se organizaban en grupos nómadas fuertemente jerarquizados (maestro, oficial, aprendiz) y dieron lugar a los Gremios y a la Masonería.

De Eunate se sale como de lo profundo de una caverna. Uno se va de allí, porque alguna vez hay que irse, con la desazón de dejarla abandonada en los campos sin haber podido descifrar su mensaje, como si fuese un libro escrito en una lengua muy antigua. A partir de Eunate el Camino se alinea con la Vía Láctea o Camino de las Estrellas.

Puente la Reina

Aquí, a 24 kms de Pamplona, se une al Camino Francés el Aragonés, que viene de Somport. En el Monumento al Peregrino se lee:

"Quator vie sunt que ad Sanctum Jacobum tendentes, in unum ad Pontem Regine, in horis Yspanie, coadnunan tur" (cuantos caminos conducen a Santiago se hacen uno solo en Puente la Reina, España).

La Iglesia del Crucifijo, románica, guarda un Cristo Renano gótico que no está clavado a una cruz, sino a una Pata de Oca, signo compañeril de las Cofradías de Canteros y Constructores medievales.

La Iglesia de Santiago, del Sg. XII, conserva el Santiago Beltza -negro-, una talla que han restaurado hace poco para reducirle su color oscuro, propio de imágenes de dudosa simbología.

En el Albergue di una tremenda serenata de ronquidos. Una señora alemana, desde la litera de al lado, se pasó la noche dándole tirones a mi saco.

Por la mañana cruzamos el Río Arga por el majestuoso Puente románico del Sg. XI. En las Logias medievales el Puente era la obra máxima de los Maestros Canteros. Un duro y rígido tribunal otorgaba el título de Pontífice.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios