Eran las 12:00 de la mañana y los nervios estaban a flor de piel. Más de 37 grados a la sombra y sin un refugio donde resguardarse del sol. Más de uno de los 5.000 opositores que ayer se presentaron a la primera prueba para optar a una plaza en Educación Secundaria recordarán este día como un infierno, no tanto por el examen, sino por las circunstancias en las que se desarrolló la jornada.

Siete tribunales en la Universidad de Almería estaban pendientes de que nadie utilizara malas artes para aprobar. Como norma obligatoria se impuso "llevar el pelo recogido" para cerciorarse de que nadie tenía técnicas electrónicas con el temario grabado.

Así lo confirmó la madre de uno de los que ayer se presentaron a probar suerte en la especialidad de Física y Química, quien además, manifestó su malestar por la falta de servicios de la Universidad de Almería.

Pero el malestar era generalizado. Todos los que esperaban a las puertas del aulario a que sus allegados salieran de la prueba teórica coincidían en que "no era lógico que no hubiera un baño público y una cafetería donde comprar como mínimo agua", en un día en el que el campus se llenó de miles de personas.

El único servicio al que se podía acceder era el de un bar cercano a la universidad, donde las colas para entrar superaron las cien personas. Hubo un momento del día en el que se llegaron a agotar las botellas de agua.

El caos dejó en un segundo plano a los protagonistas del día. Y es que en el campus no cabía ni un solo coche más. J. C. C. tardó en llegar desde el centro de la capital más de una hora cuando el recorrido se hace en 10 o 15 minutos como máximo.

A las 14:30 horas, todo había acabado. Ahora sólo quedaba esperar a que la suerte acompañara y que al tribunal le gustase la forma de desarrollar el temario.

La mayoría salieron contentos. Al parecer, gran parte de los opositores estaba capacitado para defender al menos uno de los temas que había que elegir de un bloque de cinco. No obstante, también hubo quien seleccionó la materia y de los cinco, no pudo ni articular un solo esquema para salir del paso. Ese fue el caso de uno de los opositores, que al salir gritó de desesperación.