Almería

Cenar bajo la magia de un piano

  • Francisco Miguel intenta expresar al público lo que siente al tocar el instrumento que conoce desde muy pequeño · Para el joven artista lo más importante es crear un buen sonido y buenas vibraciones

Todos los fines de semana Francisco Miguel tiene que trasladarse desde Alicante al restaurante italiano Stanley & De marco de Almería para ofrecer a los clientes su habitual recital de piano. No es un recital cualquiera, pues los comensales pueden pedirle más de 100 canciones incluidas en una lista que los camareros reparten por las mesas. Música de todos los tipos repartida en un listín de temas que Francisco ha versionado. "Para mí estas canciones no son difíciles, ya que no están hechas para piano y sólo contienen 2 ó 3 acordes como mucho". Melodías que van desde los clásicos del rock como Starway to heaven de Led Zeppelin a hits comerciales conocidos por todos".

Francisco Miguel Martínez Barón es un joven almeriense de 23 años que empezó a tocar el piano a la edad de 8 en el conservatorio profesional de música de Almería. Aprende a trabajar con este instrumento bajo la tutela de José Martínez Oña y, sobre todo, reconoce haber seguido practicando gracias a Claudia Mecau, pianista que ha acompañado a Plácido Domingo: "Ella fue la que me animó a seguir con mi formación, pues hasta los 18 quería ser arquitecto". Actualmente, Francisco Miguel estudia en Alicante para conseguir la licenciatura de piano en el Conservatorio Superior de Música Oscar Esplá, ciudad donde sigue perfeccionando su técnica mediante la participación en conciertos de cámara realizados en la sala de audiciones del conservatorio superior, el recinto de conciertos del Mubag o en la sede universitaria.

Su historia en el restaurante comenzó cuando reemplazaba a un compañero de su promoción del conservatorio almeriense: "Al principio empecé haciendo sustituciones. Al poco tiempo me hicieron fijo", cuenta Francisco. Pero no sólo se dedica a tocar en Stanley & De marco sino que este año y el anterior fue seleccionado para participar en el Programa de Apoyo del Colectivo Aficionado (PACA), organizado por la Diputación de Almería para llevar la música clásica a todos los rincones de la provincia. De hecho, fue el encargado de inaugurar la programación de 2008 en el Teatro-Auditorio Ciudad de Vícar. "Hasta diciembre tengo programados unos diez recitales en municipios como Terca, Fiñana, Garrucha o Fondón. Quiero llevar a estos sitios la música clásica, pero no suele gustar de primera mano, así que comienzo con piezas muy cortas y conocidas de Beethoven o Schopen y acabo con algo más comercial como tangos argentinos o pasodobles", comenta.

Francisco reconoce admirar a Beethoven, su favorito entre los genios de la música clásica: "Al artista sordomudo siempre le pedían Claro de Luna en sus conciertos hasta que un día se hartó y enseñó el culo cada vez que se la pedían". El joven pianista admite que le gustan dos estilos de música muy distintos: la clásica y la más urbana y moderna: "Ando dividido entre dos mundos, pues lo que estudio en el conservatorio es todo clásico y me encanta, pero también me gustan los temas que sean realmente trabajados como es el caso del heavy o el rock, que combinan varios acordes e instrumentos", afirma.

Francisco tiene claro su futuro para cuando termine sus estudios: "Quiero hacer oposiciones y ser un buen profesor de piano porque desde pequeño no he tenido buenos mentores que me inspiraran a seguir. Además, junto a unos compañeros míos que están formando su técnica en distintos puntos de España crearemos una nueva generación de pianistas en Almería para llevar la música clásica a las nuevas generaciones".

Aunque Francisco sabe a dónde quiere llegar de aquí a unos años, siempre hay lugar para soñar y no le importaría llegar tan alto y realizar conciertos en el grandioso Carnegie Hall de Nueva York o en la Filarmónica de Berlín. "Para mí esto es ya inalcanzable porque tu formación debe estar, desde un principio, destinada a esto". Sin embargo, no duda en que para componer lo único que se necesita es dedicar bastante tiempo a practicar: "Hay que tener un don para el piano, pero como dijo Beethoven se necesita un 2% de inspiración y un 98% de transpiración, es decir, de trabajo duro y constancia y, ante todo, sentir la música y saber transmitirla al público", concluye con una sonrisa.

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