Almería

El desembarco de Almería

  • Los buques Juan Carlos I y Castilla descargan por mar y aire a casi de mil infantes de marina y 160 vehículos directos al campo de maniobras Álvarez de Sotomayor

A la una y una del mediodía, con una temperatura que rondaba los 25 grados y sin apenas viento, lo que facilitó los movimientos en la playa, comenzó el desembarco de un contingente de casi un millar de infantes de marina, cargados con los cerca de 40 kilos que pesan sus equipos de combate y armas, y alrededor de 160 vehículos en El Perdigal. Un goteo incesante de lanchas de desembarco LCM hizo posible que en cuestión de horas fueran ocupados por el Tercio de Armada, con sus todoterrenos, blindados de combate Pirañas y camiones, varios kilómetros de la costa almeriense, convertida en enclave estratégico desde hace ya años por su emplazamiento en el Mar de Alborán y por contar con una infraestructura de referencia, el campo de maniobras Álvarez de Sotomayor. En esta ocasión, las aguas almeriense son escenario del ejercicio Noble Mariner 14 de la OTAN en el que España ejerce como nación anfitriona dentro del proceso de certificación para tomar el mando de la agrupación naval de la Fuerza de Respuesta de la Alianza el próximo año. Los traslados desde los buques Juan Carlos I y Castilla se repitieron a lo largo de la tarde en operaciones que eran coordinadas en la orilla por la compañía de Organización y Movimiento de Playa (OMP), una especie de policía militar que controla el tráfico terrestre y los accesos a las zonas delimitadas con el objetivo de minimizar los riesgos. El capitán Joaquín López Recacho explica que a la hora de desembarcar los vehículos, entre los que se incluye una batería de obuses, tienen en cuenta factores como la velocidad del viento y el oleaje. A veces los blindados han quedado encallados no pudiendo seguir el convoy hasta que bajaba o subía la marea. "Somos una fuerza expedicionaria, brigada versátil con alto grado de disponibilidad y austeridad, llevamos los medios esenciales y necesarios para cumplir la misión, los más rápidos en llegar", asegura el capitán de Infantería Marina Juan José Ramírez. Además del desembarco de Almería, dentro del Noble Mariner 14, tenían ayer a otros 100 efectivos viajando en una fragata holandesa hacia los Estados Unidos para cruzarse más de 1.600 kilómetros entre la costa de Virginia y Florida en las maniobras Bold Alligator, y a otros 200 en el campo de Sierra del Retín preparándose para ser fuego enemigo en la operación anfibia que tendrá lugar cuando se marchen de la provincia. Pero antes, el próximo martes, tendrá lugar otro desembarco, que no será logístico y administrativo como el de ayer, sino de asalto al simular el acceso a un escenario de guerra.

Mientras las lanchas cargaban y descargaban frente a El Alquián al grueso de la tropa, el transporte por mar se iba complementando con el de los helicópteros SH-3 Delta y los Augusta Bell de la Flotilla de Aeronaves de la Armada. Desde los buques, a unas cuatro millas, se sucedían los vuelos en dirección al campo de maniobras, un desembarco helitransportado que sucedía a un ejercicio de salto de paracaidistas por la mañana en la Sierra Cabrera a la altura de Turre. A sólo unos kilómetros, en el Aeropuerto, personal del Tercio bajo el mando del general Javier Hertfelder de Aldecoa, establecía la base para operar las aeronaves no embarcadas. Y no sólo serían los helicópteros, en las maniobras que hoy desarrollarán con fuego real en la instalación almeriense de casi seis hectáreas contarán con el simulado desde los cazas Harrier y desde los buques en alta mar. "Nos gusta trabajar en este campo porque permite todo tipo de armas (artillería, morteros, contracarros y carros de combate) y combinarlos con fuego aéreo y naval", añade el oficial Ramírez. De hecho, el historial de ejercicios de la Armada está muy ligado a la provincia de Almería. Algunas de las principales maniobras de su adiestramiento en los últimos años, ya sea el Gruflex en 2008 y Tapón en 2009, se realizaron en el litoral almeriense con escala obligada en el campo declarado de interés para la Defensa Nacional. El responsable del campo, el teniente coronel Eduardo Sánchez Baena, no quiso perderse ayer el desembarco. Un día antes se puso a disposición de la comisión aposentadora para facilitar el asentamiento de los casi mil infantes de marina y el parque motorizado en una zona logística habilitada a la que ayer fueron llegando de forma progresiva tanto los militares en autobuses como los vehículos de ruedas por carretera y los de cadenas en convoyes de góndolas. En las instalaciones realizarán entre hoy y mañana ejercicios con fuego real de mortero, obus autopropulsado, lanzagranadas, explosivos, fusilería y ametralladoras antes de iniciar el repliegue para el reembarque que se ha previsto para el lunes.

Del buque de proyección estratégica desembarcaron casi 700 infantes y otros 300 del buque de asalto anfibio Castilla, que es el cuartel flotante desde el que se coordina el Noble Mariner de la OTAN que comenzó el 16 de octubre en la bahía Cartagena y concluirá el 26 en el golfo de Cádiz. A los hombres y mujeres de la Brigada de Infantería Marina con base en San Fernando se sumaron ayer en la playa almeriense de El Perdigal oficiales de países como Finlandia como observadores del modelo de fuerza de desembarco. Decenas de curiosos disfrutaron junto a la orilla de una improvisada exhibición del potencial de estos especialistas con sus vehículos anfibios, carros de combate y artillería, algunos mientras comían a sólo unos metros en el restaurante La Barraquilla. Entre los espectadores, uno para el que ver el contingente resultó emotivo. El hermano del sargento David Fernández, fallecido en Afganistán cuando desactivaba un explosivo, pasa unos días en Almería y no quiso perder la oportunidad de ver a la Armada en acción.

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