Almería

Alea jacta est Jesús es condenado a morir en la cruz

DURANTE los días 16, 17 y 18 de diciembre de 1990, en la contemporánea iglesia parroquial de San Ildefonso, sita en el popular barrio de San Blas, entre la angosta calle penitencial de Nuestra Señora de las Mercedes y la calle Acosta, las cuales nos llevan al compás de la sinfonía al decimonónico Coso Taurino de la avenida de Vílchez, se llevó a cabo con ascético y fervorosa piedad popular, el Solemne Triduo en honor a María Santísima de la Esperanza Macarena con motivo de su fiesta litúrgica el 18 de diciembre y la bendición sagrada de la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, co-titular de la corporación cofrade penitencial, con sede canónica en el citado templo desde su erección canónica el día 4 de junio de 1990, bajo el episcopado de Monseñor Rosendo Álvarez Gastón y el Director del Secretario de Hermandades y Cofradías, Muy Ilustre doctor Juan López Martín, y a instancias del fundador de la misma, el día 6 de mayo de 1986, por el fotógrafo cofrade Antonio Navarro del Pino.

El acto litúrgico con el revestimiento de solemnidad barroca, en el dominical día 16, primer día del sacratísimo Triduo, los actos comenzaron tras la puesta del Sol, en la hora canónica de las vísperas, a las 17,45 horas, con el rezo de la letanía piadosa del Santo Rosario y, a continuación, la celebración de la Santa Misa, ocupando la Sagrada Cátedra el cura - párroco y director espiritual de la Cofradía, Rvdo. Sr. D. Ambrosio Vita Pelayo; predicando el sermón el presbítero, reverendísimo señor Francisco Ayala García. Durante la celebración eucarística, los cánticos religiosos fueron armonizados por la Coral Amigos de la Catedral.

Presidida en esas fechas la Hermandad de nazarenos por Juan Estrada Matarín, encargándose al escultor-imaginero Antonio Dubé de Luque la imagen del Señor de la Sentencia, la cual está realizada en madera de cedro y policromada, anatomizada completamente, estando dentro de los cánones de la imaginería barroca sevillana, siendo de vestir morada o blanca, y teniendo la efigie las manos atadas, y levemente inclinado hacia adelante y ladeada la cabeza hacia la derecha, destacando la aguda expresión del amargo dolor contenido, que se refleja en su sagrado rostro de bella expresión divina, singularizado con la espina que atraviesa la ceja izquierda.

El acto de la bendición siguió el ritual tradicional establecido, siendo bendecido por el consiliario Vita Pelayo, revestido con alba blanca y estola color morada al encontrarnos en el periodo de Adviento. La imagen situada en el Altar Mayor, a la izquierda del Sagrario, en una peana revistada de terciopelo rojo y profusamente con el ornato de claveles rojos recibió con el hisopo el agua bendecida y la bendición eclesial con la fragancia etérea del incienso.

Durante los siguientes años de actividad pastoral se completó el Paso del Misterio, obra del imaginero, Luis González Rey, con las esculturas de cánones gaditanos por otros personajes de la Pasión según los Evangelios canónicos, resultando especialmente llamativos las imágenes de Barrabás, Poncio Pilato y Claudia Prócula por lo que representan en el ignominioso e irregular proceso judicial de aquel momento histórico.

Cada Lunes Santo, el Paso de Misterio y de Palio regresan al milenario casco histórico para tributar ante la Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación, el signo de Comunión Eclesial de la religiosidad popular almeriense, cuya máxima expresión se producirá en el regreso del cortejo con ambos Pasos hacia el templo con la llamada "bulla" macarena, entre los sonidos de marchas procesionales, los ayes de las saetas y cientos de fieles y cofrades, que acompañarán en una impenetrabilidad de cuerpos con sentimiento amoroso al Señor de la Vida y la Esperanza.

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