El último tramo de la A-7 entre los núcleos granadinos de Carchuna y Castell de Ferro se abrirá hoy a la circulación culminando una vieja aspiración proyectada hace dos décadas y después de casi quince años de espera desde que se inaugurara en 2001 el tramo entre Taramay y La Herradura. A la una de la tarde, será el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el protagonista del tradicional corte de la cinta de un tramo de poco más de diez kilómetros adjudicado a finales de 2005 por 67,3 millones que se han acabado convirtiendo en 135 por su deprimente historial de accidentes, hundimientos, falta de pagos y modificados. El eje transversal andaluz supondrá una alternativa más rápida, cómoda y segura al tránsito por carretera en la antigua Nacional 340, una vía que ha venido soportando más de 20.000 vehículos diarios con insufribles colas, sobre todo durante el verano cuando se agudizan los cuellos de botella.

El líder de los populares estará acompañado en el acto oficial por la ministra de Fomento, Ana Pastor, entre otras autoridades y cargos públicos, entre los que se incluyen el consejero de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía, Felipe López. También asistirá una importante delegación de representantes públicos del PP almeriense como Gabriel Amat y otros alcaldes. La parlamentaria andaluza de los populares, Carmen Crespo, destacó precisamente ayer el compromiso del Gobierno con la A-7 y las provincias que se beneficiarán de su culminación argumentando que supondrá un revulsivo para Almería, tanto para la economía como para el turismo y la agricultura. En este sentido, Crespo ha exigido a la Junta de Andalucía que haga lo mismo con carreteras e infraestructuras de su competencia como la Autovía del Almanzora prometida en 1986. "Se ha convertido en el mayor monumento a la incompetencia de la Junta, un ejemplo más del castigo a los almerienses", añadió la parlamentaria popular.

El Gobierno ya había adelantado a mediados de septiembre que el único tramo pendiente de la Autovía del Mediterráneo, de 10,5 kilómetros, se abriría al tráfico a finales de septiembre, si bien decidió retrasar el estreno por las elecciones catalanas. El tramo entre Carchuna y Castell es el único pendiente de la autovía, cuya primera piedra se puso en el año 2002. Con su inauguración, este año se habrán puesto en servicio los últimos 16 kilómetros pendientes de la carretera, después de que el pasado mes de marzo se abriera el comprendido entre La Gorgoracha y El Puntalón, de seis kilómetros, y el año pasado lo hicieran con otros cuatro tramos: en diciembre el de Polopos-Albuñol, de 15 kilómetros, y con anterioridad entraron en servicio el tramo de Puntalón-Carchuna, Taramay-Lobres y Lobres-Guadalfeo.