Adolfo González Montes. Obispo de Almería

"No hay un partido que sea el de los católicos, la iglesia no tiene colores"

  • Entiende que el sistema educativo ha fracasado por la falta de un gran pacto de Estado. "La ideología de género es la peor forma y la más destructiva de colonizar la mente y el corazón".

ADOLFO González Montes fue nombrado en abril de 2002 obispo de Almería. Nació en Salamanca el 13 de noviembre de 1946 y fue ordenado sacerdote en 1972. Licenciado en Filosofía y Letras y doctorado en Teología, antes de aterrizaren Almería fue obispo de Ávila. Es un referente para la iglesia española, el que marca las pautas de la acción pastoral como  presidente de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe. Tras una larga espera para la entrevista, el obispo nos recibe en la sala de audiencias, junto a su despacho en un Palacio Episcopal aún en obras, para hacer retrospectiva de su gestión y abordar la actualidad de la iglesia.

- Este verano ha superado la franja de los 13 años de su antecesor, el obispo Rosendo Álvarez. ¿Qué balance hace de este periodo?

-No es fácil hacer una evaluación de tantos años, pero si te puedo hablar de los frentes en los que hemos trabajado el obispo y también el equipo de colaboradores inmediatos, teniendo en cuenta que la forma de gobernar en la iglesia es distinta a la de la sociedad civil. Primero desde un punto de vista estrictamente pastoral, el del contacto con la gente. A esta altura ya tengo a toda la Diócesis visitada, quedan media docena de núcleos, pero puedo decir que he pasado por las ciudades y villas del conjunto de la provincia en varias ocasiones. Los motivos son distintos, celebraciones religiosas, dispensación de sacramentos, pero también reuniones con sacerdotes y arciprestazgos, lo que me lleva a entrar en contacto también con zonas y sus problemas socioreligiosos. Ese contacto tiene una formulación normativa, de esas reuniones salen pautas de conducta y ahí pasaríamos al segundo frente. Renovar la legislación diocesana. Ha llevado mucho tiempo porque a partir de las necesidades se buscan las posibles soluciones. Tienen que elaborarse un conjunto de normas que permitan funcionar de manera armónica y homogénea, la tarea legislativa. Y queda un tercer frente que ha recibido un gran impulso y que para mí ha sido muy importante como la renovación de las estructuras materiales de la Diócesis. Como ejemplo tenemos la restauración de este palacio. No quise que fuera lo primero, sino lo último, porque antes estaba la necesidad de hacer templos, restaurar casas rectorales y complejos parroquiales que son muchos. Hay más de una iglesia nueva por año. Además de las rehabilitaciones y restauraciones históricas de edificios por su funcionalidad y valor patrimonial.

-¿En qué se traducirá esa nueva legislación diocesana?

- Hemos renovado la legislación particular de la iglesia de Almería y establecido un modo nuevo de gobernar mucho más colegialmente. Yo tengo siete vicarios que forman el consejo episcopal más la señora canciller que es miembro de pleno derecho. Por tanto, cuando el consejo episcopal funciona lo hace colegialmente. El obispo propone los asuntos a tratar pero también asume los que le hacen llegar los vicarios y estos a su vez recogen los ecos de los sacerdotes y los fieles. Podríamos decir que contamos una doble procedencia de las propuestas, las del obispo y las que vienen desde abajo. Hemos puesto esta forma de gobernar pero es muy diferente a lo que teníamos cuando empecé el ministerio episcopal en Almería. Prácticamente estaba todo concentrado en el obispo, el vicario general y el económo. Yo tengo un vicario para asuntos económicos y además ecónomo, un vicario para el clero, otro para la acción apostólica y pastoral (laicado), tres vicarios territoriales... Estructuré la Diócesis en tres grandes zonas, la de centro y capital, Levante y Norte y el resto. Todo esta estructura se ha modificado para que la iglesia esté al servicio del pueblo de Dios.

-¿En qué otros aspectos considera que ha contribuido a mejorar a la iglesia almeriense?

-Para mí ha sido muy importante la aplicación de los criterios conciliares a la liturgia. Es decir, el deseo sincero de que la liturgia sea la expresión de la vida de fe y la celebración de la fe misma. Y desde el punto de vista de la renovación de estructuras materiales hemos hecho un grandísimo esfuerzo casi sin ayuda en la Catedral y en otras iglesias de primer orden. Por ejemplo, la de Santa Ana y la de Las Salinas. Y luego en otras cuestiones que no se ven pero hay que atender como los cementerios.

- Con la crisis las ayudas públicas habrán escaseado...

-La ayuda ha sido nula. Empezamos bien en época de bonanza, pero llegó la crisis y se notó en los ingresos de la iglesia y mucho más en las ayudas. Desde que vine a Almería he firmado muy pocos convenios con la Junta de Andalucía, los podría enumerar con una mano. Hemos conveniado la restauración de Huércal-Overa, la iglesia de Gádor, que quizá ha sido la más ambiciosa de un templo histórico, una ayuda para la de Níjar y viene desde el Ayuntamiento, la iglesia conventual de Huécija y la restauración del retablo de Laujar, una de las piezas matrimoniales de mayor valor que tenemos en la Diócesis. Todo lo demás lo ha asumido la iglesia diocesana porque los ayuntamientos han estado sin recursos. Hemos tenido que hacer más con menos. El primer edificio que restauré cuando llegué fue el de Cáritas y el nuevo del seminario Casa de Espiritualidad de Aguadulce que tenía aluminosis y se vino abajo. También se nos cayó la parroquia de Los Gallardos.  

-En tiempo de vacas flacas, ¿se puede frenar la bajada de vocaciones? ¿se percibe un mayor acercamiento de la ciudadanía?

-Mi impresión es que las vocaciones al sacerdocio son ajenas a la crisis. Lo de más practicantes habría que medirlo con un estudio sociológico libre de ciertos prejuicios. No hay que partir del supuesto de que ante las carencias económicas la gente sea más religiosa. La sociedad está secularizada, pero no quiere decir que no sea religiosa. De hecho, la última encuesta que ha hecho el CIS eleva por encima del 70% el número de ciudadanos que se sienten católicos, unos no practican nada, otros en ocasiones y otros mucho. Hay una escala de proximidades, pero todos con sentimientos católicos y estar en relación con la iglesia. Es que en España van a misa diez millones de católicos todos los domingos y fiestas de guardar. Que somos el club que más socios tiene y a veces no se tiene en cuenta.

- Entiendo que no le agrada mucho el intento político de equipar todas la religiones y credos...

- De una u otra manera la democracia ha servido para autentificar la fe de los católicos en una situación no confesional. La cultura imperante es enormemente beligerante con la religión y eso no es respetuoso. Pero a pesar de todo las cifras están ahí, lo decía antes, más del 70% se confiesa católico. Lo que quiero decir que en otros países la igualdad de las religiones es ante la ley, por tanto, el Estado aconfesional lo que facilita es el ejercicio de la libertad religiosa en un marco legal. Pero es que en nuestra situación da la impresión de que el allanamiento de todas las religiones tiene por fin beligerar contra la iglesia católica y no tomar en serio y terminar para siempre con la realidad sociológica e histórica del país.  El catolicismo en Suecia o Noruega no tiene la legitimidad ni sociológica ni histórica que tiene el luteranismo y sería absurdo pretender otra cosa. No se puede poner al nivel de un puñado de católicos que ahí allí y todos inmigrantes. Y hay que decir lo mismo respeto a nosotros teniendo en cuenta que en los países escandinavos las iglesias forman parte de las estructuras políticas, al igual que en Reino Unido, y a nadie se le ocurre decir que no son demócratas porque los ponen como modelo de democracia social, y los obispos son parte del Parlamento.

-Ha hecho varios llamamientos a la solidaridad con los inmigrantes para combatir la crisis en los últimos años. A raíz de episodios recientes como los de los refugiados sirios, ¿cree que se están haciendo bien las cosas?

-Nuestro corazón tiene que estar abierto a la inmigración. La gente busca trabajo donde lo hay, buscan el bienestar y la manutención de sus familias. Pero esto no quiere decir que no se haya de ordenar la recepción de la inmigración y que no tenga que estar regulado. No le compete a la iglesia, que siempre ha sido solidaria, pero sí a la sociedad civil y al Gobierno de cada Nación. No hay que confundir las cosas, pero está claro que lo que más nos importa son los derechos humanos, acoger a necesitados y dar de comer al hambriento. Estamos en una situación excepcional, algo así no se conocía desde finales de la Segunda Guerra Mundial teniendo en cuenta los volúmenes de desplazamientos de población. Por tanto, algo así era desconocido, normalmente los flujos han estado asociados a su carácter laboral, pero es que ahora nos encontramos ante prófugos que huyen de las guerras, de la destrucción de sus ciudades, guerras que son civiles y por lo que al Islam se refiere están revelando la división de facciones internas muy distintas. No puedo evaluar políticamente esta situación, no soy un experto al respecto, pero es bueno prestar atención a si es manipulado o no el proceso de los prófugos.

-Habla de manipulación en lo relativo al flujo de refugiados y me recuerda a las palabras del obispo Antonio Cañizares que tanta polémica generaron...

-El obispo Cañizares no se hizo nada más que una pregunta y todo se ha descoyuntado de una manera interesada y poco honrada. Se han utilizado sus palabras para atacar a la iglesia y eso es impresentable. En una conferencia se preguntó si es todo trigo limpio en relación a lo que está sucediendo con los prófugos. Hombre hace falta ser ciego para pensar que todo es trigo limpio y no quiso decir nada más, de hecho está haciendo un buen trabajo en España en las relaciones con el Islam.

-¿Por qué tanta violencia ligada al islamismo más radical?

-Los atentados de París deben ser condenados sin matices ni paliativos. Son perversos, una ofensa gravísima e intolerable a la dignidad humana de las víctima. Que esos atentados se hagan en nombre de Dios es una perversión blasfema, como ha dicho el Papa, de la religión. Si es o no violento el Islam no tiene una respuesta teórica. Conocemos musulmanes que viven el Islam como una religión tolerante y conocemos un Islam violento y fundamentalista que se sirve de la "guerra santa" y del terror para neutralizar y aniquilar a quienes no son musulmanes. Los cristianos perseguidos, obligados a abandonar su tierra y sus hogares, que todo lo han perdido, que han sido marcados como "infieles" son las víctimas de un islam violento. El radicalismo islámico responde a una visión de la religión inseparable de la política, un islam que hace valer su fe de forma teocrática y militar. Con el Estado Islámico no hay diálogo posible, pero la religión musulmana no fundamentalista es un interlocutor válido del cristianismo. Estoy convencido de que los líderes religiosos del Islam no fundamentalista quieren este diálogo religioso como lo quieren los cristianos. Ellos condenan el terror como lo hacemos nosotros. No podemos caer en el error de cerrar las puertas al verdadero diálogo ínter religioso.

-En una pastoral de hace unos años hablaba de la crisis de valores de jóvenes electrizados por el rock que se entregaban a la práctica destructiva del sexo. ¿Por qué?

-Son muy pocas cosas las que dije, pero creo que las extralimitaron y sacaron de contexto. Lo que decía es que el sistema educativo, y estamos todos de acuerdo, ha fracasado. El abandono sigue siendo muy alto. Ha faltado en España un pacto para la educación de las grandes fuerzas políticas que es resultado siempre del consenso en un marco de mínimos que se comprometen a mantener. Han entrado por medio problemas de carácter ideológico que han viciado la educación. Ahora, por ejemplo, este empeño tenaz en mantener como criterio educativo la ideología de género. Pues yo lo siento y lo ha dicho el Papa Francisco en repetidas ocasiones: es la peor forma y la más destructiva de colonizar la mente y el corazón de la gente, sobre todo de los jóvenes. Y a toda costa, a través del sistema educativo, se tiene que imponer. Hay que decirles a cada niño y a cada niña si es niño o niña y que eso de la sexualidad lo tienen ellos que elegir. Oiga usted, están incitando a la duda de sí mismo a los niños por el hecho de tener que ayudar al que tiene un problema.

-La pérdida de valores la enfocamos desde el punto de vista de los jóvenes, que son el futuro, pero analizando a los políticos del presente y su continúa implicación en casos de corrupción no creo que sean el mejor ejemplo...

-Que existan esos casos es lamentable, pero lo que yo no quisiera es que la corrupción de algunos políticos se utilizara para desacreditar una de las más importantes y necesarias  funciones para una sociedad democrática. La propia iglesia reconoce que la acción política es un medio de ejercicio de la caridad. Es decir, se busca la implantación de la justicia, la creación de trabajo y bienestar, la consolidación de la vida familiar... todo eso es imprescindible y hay que dar un voto de confianza a la acción política como medio de vertebración de la sociedad. Me parece necesario denunciar la corrupción implacablemente pero sin desacreditar la acción de los políticos. 

-Sin salir de política, nunca le ha agradó que den por sentada la alianza entre iglesia y PP...

-Nosotros no lo hemos favorecido, no sé de quién sale porque al final todo el mundo quiere hacerse una foto con el obispo, de todos los colores. El clero, la iglesia, el pueblo de Dios no tiene un partido propio, sino que todos los miembros tienen sus propias opciones políticas y nosotros, los ministros del culto y acción pastoral, renunciamos a expresar nuestras preferencias para ser vínculo de comunión entre todos. Cabe esa pluralidad en el pueblo de Dios, no hay un partido que sea el de los católicos. Que nos pueden haber vinculado con uno u otro partido en un momento determinado puede ser, pero habrá que ver los programas porque ninguno cumple el evangelio porque en unos hay más sensibilidad social pero se compensa con la pérdida de otros valores. Nosotros intentamos ser independientes y yo me llevo muy bien con un montón de socialistas y somos muy buenos amigos desde hace muchos años.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios