Almería

Un producto de la imaginación

  • Pablo Aguilera Gálvez es, sin duda, el ilusionista más joven de Almería · El próximo año formará parte de la primera Asociación de Magos de Almería

"Lo que están viendo no es real, sólo es un producto de su imaginación". Con tan sólo ocho años hacía desaparecer canicas con las manos completamente desnudas. Pablo Aguilera Gálvez, el ilusionista más joven de Almería, realiza actualmente más de un centenar y medio de actuaciones y, a sus veinte años recién cumplidos, cuenta con un abanico tan amplio de trucos que le permitirán formar parte de la nueva Asociación de Magos de Almería, un organismo que tiene previsto ponerse en funcionamiento a principios del año que viene.

"Era un niño cuando me regalaron el primer juego; el Magia Borrás. A partir de entonces empecé a estudiar y descubrí un libro que me enseñó todos los caminos necesarios para dedicarme profesionalmente a ello. Era un vicio, como una droga. No podía parar de ensayar y aprender nuevos trucos ", indica, en referencia al libro Esto es Magia, elaborado por el ilusionista y escritor Alfonso Moliné.

Las reuniones de magia son una realidad más que consolidada en Almería. Durante estas citas comparten opiniones y demuestran sus últimas habilidades. "Son reuniones muy divertidas. En Almería existen actualmente un gran número de ilusionistas. Son muy serviciales y siempre están dispuestos a ayudarme en todo lo que necesito".

Los espectáculos de Pablo suelen durar aproximadamente una hora de tiempo. Realiza de 10 a 12 ejercicios. "Puedo hacer creer al espectador que mis peces se transforman en palomas, que mis pañuelos cambian de color y que puedo hacer ejercicios con el fuego aparentemente imposibles", asegura.

Pablo disfruta mucho durante sus funciones. Lleva de bandera el consejo que le dio uno de sus maestros. "Cuando salgo al escenario quiero a mi público, lo respeto y lo amo con toda mi alma. Ese es el truco que utilizo para entregarme por completo".

En los años que lleva de profesión se ha gastado más de dos millones de pesetas en material. La mayoría de sus herramientas de trabajo debe pedirlas por encargo a Estados Unidos, un país que siempre ha sido un ejemplo en cuanto al número de aficionados.

Dentro del árbol de la magia existen ramas distintas. El mentalismo; la capacidad de adivinar ciertas cosas con la mente, la levitación o los ejercicios con animales. "Hay ejercicios capaces de averiguar el cumpleaños de una persona, su edad o incluso el mes en que nació. También puedo saber en qué objeto está pensando el espectador. Es muy divertido, pero no es real, sólo se trata de una ilusión", dice.

Las anécdotas brotaban de una a una de su sombrero de copa. En una ocasión sacó al escenario a un hombre haciéndole creer que el billete de veinte euros que llevaba en el bolsillo iba a transformarse en uno de 500. El caso es que funcionó y el ejercicio salió según lo previsto. El problema fue que a los pocos minutos de finalizar el espectáculo el hombre desapareció de la sala con sus 500 euros en el bolsillo.

Pablo Aguilera ensaya de siete a ocho horas diarias. No puede tener un objeto en sus manos porque siempre está pensando en cómo hacerlo desaparecer. "Estoy muy orgulloso de poder dedicarme a ello profesionalmente. La magia es mi vida. Hay gente que todavía piensa que es algo demoníaco. Deben abrir su mente porque está diseñada para crear sensaciones y para que una persona mayor se sienta como un niño cuando presencia un espectáculo de ilusionismo.

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