Por la tarde comenzaron a llegar. El buque Contramaestre Casado les esperaba en el Puerto de Almería. Hasta 143 legionarios pertenecientes al Tercio Alfonso XIII con base en Viator, embarcaron rumbo a Málaga donde participarán esta tarde en la salida procesional del Cristo de la Buena Muerte.

Más de 200 años de historia avalan esta relación que ha convertido en inquebrantables los lazos entre los militares y la imagen de Cristo en la cruz. La Compañía de Honores y la Banda de Guerra participarán en uno de los desfiles más emotivos de la Semana Santa malagueña. Ni la presencia habitual de Antonio Banderas en su tierra puede eclipsarles. A los legionarios les avala la historia.

El buque tiene su base habitual en San Fernando (Cádiz), desde donde partió con la tripulación habitual para atracar por segunda vez en cinco años, en el muelle del Puerto de Almería. Cuenta con una amplia experiencia. Ya suma siete participaciones en los actos de la Semana Santa malagueña.

Fuerza y coraje. Silencio. Toque tranquilo de cornetas. Cientos de personas en la calle esperando, impacientes, que el desfile legionario (el más rápido de todas las unidades, con 170 pasos por minuto) inunde sus avenidas. Pero antes de esto la historia sigue escribiendo sus finas líneas en la memoria de los ciudadanos. El desembarco en el puerto es uno de los actos más seguidos. Así lo afirmó Ignacio Sánchez, segundo comandante del Contramaestre Casado. "Una de las actividades que más gusta a la gente es ver desembarcar a los legionarios en su ciudad", señaló.

Cornetas y tambores de Almería descenderán con paso firme del buque, que zarpó antes de las doce de la noche de la ciudad. "Es tradición desde 1923", recordó Sánchez. Algo menos de la que conserva la Armada Española con la Virgen de la Soledad. Un lazo irrompible.

La Semana Santa malagueña conserva aún los trazos que la llevaron a convertirse en uno de los referentes para La Legión. Su Cristo, el de la Buena Muerte. Frente a la imagen entonarán el Himno de La Legión y el Novio de la Muerte, una verdadera seña de identidad.

"No solemos venir a Almería", manifestó el segundo comandante, "y es una pena porque nos gusta mucho". Recordó que las veces en las que atracó este buque lo hizo con motivo de la Semana de Pasión. "Lo que es la procesión en sí es un acto muy bonito y particular", afirmó Sánchez. Los legionarios almerienses han sido embarcados a bordo de este buque, considerado de transporte ligero.

El Contramaestre Casado, que llamó la atención de los transeúntes y viandantes que pasearon por el Puerto de Almería durante estos primeros días de Semana Santa, es una de las unidades más veteranas de la Armada Española. Fue botado en el año 1953, tras una intensa vida como mercante civil. Su paso al Ejército Español se consolidó el día 23 de noviembre de 1983. Los años no le pesan a esta enorme mole de acero, imponente desde el muelle. Recortado en la distancia.

Con base en tierras gaditanas, en San Fernando, cuenta con una dotación a bordo de 65 personas de los cuales nueve son oficiales.

Actualmente desarrolla misiones de apoyo logístico dando cobertura a las necesidades de transporte de la Armada en las diferentes zonas marítimas, cooperando también con otras agencias estatales. Los ejercicios habituales que se desarrollan en esta embarcación tienen que ver con las operaciones de interdicción marina.

En otras ocasiones, diferentes buques como el Hernán Cortés han transportado a la emocionada tropa legionaria que esperaban el momento del desembarco firmes sobre cubierta. Al otro lado, en tierra firme, esperaban las autoridades, familiares, amigos y amantes de la Semana Santa. En esta ocasión, será la Banda de Guerra de Almería la que mostrará su buen hacer y marcará el paso de una tradición centenaria. La bajada del buque supone todo un acontecimiento ya que inmediatamente después, los militares formarán en el puerto malagueño para pasar revista y comenzar el desfile.

No regresarán a Almería en el mismo barco. Pero sí volverán trayéndose en la retina grabada la mirada de miles de personas. Traslúcidas de la emoción y con ganas de volver a repetir la experiencia. Los balcones cercanos, nostalgia de los años pasados y mucho silencio.

Cornetas rompiendo la tarde, paseándose por una atmósfera repleta de incienso.