"No puedes contarle a nadie lo que hacemos...", "como digas algo te mato...", "esto es un secreto entre tú y yo...", son algunas de las amenazas a las que están sometidos los menores víctimas de abuso sexual y que hacen mermar su valentía para enfrentarse al problema y comunicarlo a sus padres o tutores.

Dolor, sufrimiento, sentimientos de culpa y la vida entera patas arriba. Así se encuentran de la noche a la mañana las víctimas, cuyas secuelas pueden agravarse a lo largo del proceso de denuncia, atención psicológica, forense, juicio... Y es que si es difícil afrontar una verdad tan escandalosa la primera vez, más aún lo es cuando el menor tiene que recordar la misma historia, que tanto daño le ha hecho, una y otra vez hasta concluir el procedimiento. Es entonces cuando las víctimas se vuelven víctimas por partida doble, cuando su historia, se adentra en una espiral de intervenciones jurídico-asistenciales que pueden prolongarse durante años sin ser resuelta. Este efecto nocivo es lo que se conoce como victimización secundaria, que puede ocasionar un daño psicológico de igual o mayor gravedad que el propio abuso sexual.

Precisamente estas son las cuestiones sobre las que hace reflexionar un cortometraje de la Fundación Márgenes y Vínculos que fue presentado ayer junto al programa de atención a menores víctimas de violencia sexual que se ha puesto en marcha este año en Almería, a través de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía.

Se trata de una iniciativa en la que desde principios de año trabajan dos psicólogas especialistas en evaluación y tratamiento de menores víctimas de violencia sexual y familiar, una trabajadora social que garantiza la observación de todos los aspectos a cuidar en cada caso, una asesora jurídica, una administrativa y una directora de ambos programas en los que en la actualidad están inmersos hasta 48 menores almerienses.

Concretamente, según específico el delegado provincial de Igualdad, Luis López, 30 están atendidos en el programa de evaluación y 18 ya están en la fase de recuperación con un tratamiento específico tras haber pasado la primera fase.

La mayoría son niñas de entre 13 y 18 años, aunque cada vez son más los casos que se detectan en el colectivo masculino. Un dato relevante es que en la gran mayoría de los casos el problema ha surgido en el entorno más cercano, es decir, ha sido algún familiar el que ha ejercido el abuso hacia el menor, tanto en el caso de las víctimas en proceso de evaluación, como en las que están ya en tratamiento.

Se estima que entre el 23% de las niñas y el 15% de los niños sufren en su infancia algún tipo de violencia sexual.

La directora general de Infancia y Familias de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, Carmen Belinchón, presentó ayer a los profesionales del ámbito de la educación, la salud y los servicios sociales el programa con el que ya se trabaja en la provincia y el director de la Fundación Márgenes y Vínculos, Francisco Mena, presentó el cortometraje en el que se pone sobre la mesa cómo se están haciendo las cosas y qué se puede y se debe mejorar.