Almería

Los cuidadores, la familia guardiana de la fauna de Oasys

  • El parque de Tabernas cuenta con ocho trabajadores que velan por la conservación y protección de la especie que tratan · Son muchas las labores que desempeñan

En un paseo por el Oasys de Tabernas, los animales centran la atención de los viandantes. Tras su belleza natural y la fascinación que crean en grandes y pequeños, hay una serie de profesionales que miran por su bienestar y ofrecen toda su dedicación en cada trabajo que desempeñan por ellos. Los cuidadores son los encargados de crear una atmósfera lo más beneficiosa para su salud.

Sonia Esquinas es la jefa de cuidadores del Oasys y la encargada de velar porque todo vaya por el cauce adecuado: "Es un trabajo que se tiene que hacer a diario. Nos encargamos de la limpieza de los recintos, los desayunos, el enriquecimiento de las instalaciones...".

La jefa de cuidadores, mientras recorre cada una de las zonas del parque, explica en qué consiste el enriquecimiento de las instalaciones: "Introducimos elementos como comida, olores y rastros para que no estén aburridos. Les escondemos el alimento para que lo busquen".

Esquinas señala las condiciones necesarias para entrar como cuidador en el Oasys: "Lo principal es que te gusten los animales, pero es un trabajo muy sacrificado. No consiste en verlos solamente, hay que quitarles las heces. No son jornadas de ocho horas. A veces tienes que estar según la necesidad del día. Nosotros nos encargamos de la formación".

La jefa de cuidadores explica los principales objetivos de este oficio: "Trabajamos por la conservación y el bienestar del animal".

No todas las especies tienen los mismos cuidados, ni las mismas necesidades. "Los rinocerontes, las jirafas y las más pequeñas necesitan mayor atención. Los rinos tienen una piel muy delicada y necesitan baños de sol. Las jirafas soportan muy bien las temperaturas altas, pero son más delicadas en las bajas".

En los aviarios también se demuestra el trabajo que realizan los cuidadores: "Enriquecemos sus espacios con algunas ramas para que estén como en libertad", afirma Esquinas. Prosigue la cuidadora: "A los guepardos, les preparamos unas dunas".

La preocupación por los animales es una constante en el parque del Oasys: "Tenemos un espacio para que las tortugas que tiene la gente en casa no las tiren y las depositen aquí. Con las iguanas también nos pasa lo mismo. Cuando crecen, no saben donde meterlas y nosotros hemos aceptado muchas de ellas. Ahora estamos hasta arriba. Necesitamos más espacio", asegura la jefa de cuidadores.

En el momento de la limpieza, también se sigue un proceso. "A los animales peligrosos se les ofrece algo de comida para sacarlos del espacio que vamos a limpiar y los metemos en otro recinto interior. Además, este momento nos sirve para analizar cómo defecan y así vemos si hay alguna anomalía", dice Esquinas.

Durante todo el año, algunos niños de distintos colegios de la provincia se acercan para ver los hábitos, costumbres y, así identifican a las distintas especies. Algunos animales tienen dietas más delicadas que otros. "Los osos pardos son de los más fáciles de cuidar. Comen de todo: pescado, carne, fruta... pero tenemos que tener un control de lo que come", señala la jefa de cuidadores.

Los trabajadores también son los encargados de bautizar al animal. "A una de las gacelas dorcas la llamamos Obama porque nació el día en el que fue nombrado el presidente de Estados Unidos", explica.

Es mucho el tiempo el que los cuidadores dedican a cada animal y la jefa de cuidadores llama a los leones por su nombre: "¡Simba!", llama la atención Esquinas sobre uno de ellos para que se le pueda retratar.

Algunos de los animales que se encuentran en Oasys conocen a los cuidadores porque desde pequeños ellos han sido su familia. "A los cuatro leones los criamos de bibe en bibe", recuerda la encargada.

Dentro del parque, en la zona de las jirafas se ha creado una zona donde conviven cebras, ñus y otros animales. "Quisimos ver cómo interactuaban las distintas especies que normalmente en libertad están juntas. Y ha funcionado bastante bien, se han adaptado al entorno", señala Esquinas.

En el vallado de los recintos de los distintos animales hay un cartel que prohibe que el público les dé comida. Mientras observa a la jirafa Paco, Sonia Esquinas le ofrece varias zanahorias como tentempié: "Algunos se han puesto malos porque la gente les ofrecen alimentos que no son buenos para su dieta".

La cantidad de alimento que comen diariamente los animales también es un trabajo que está relacionado con el del cuidador. "Las jirafas necesitan cuarenta kilos de alimento entre la alfalfa, la fruta y el pienso", enumera la cuidadora.

Por otra parte, los animales necesitan una serie de cuidados que están destinados al veterinario del Oasys, José María Rodríguez.

Uno de los animales que tiene un problema crónico y hay que tratar cada dos semanas es un anolis caballero que tienen en el reptilario. "Tiene una infección en uno de los sacos. Hay que hacer curas periódicas porque se le acumula pus y líquido seminal. Si no se lo hiciéramos, dejaría de comer y se moriría", explica Rodríguez.

El resto de cuidadores son Petra Gorschboth (felinario), Adina Zaha (reptilario y suricatos), Solomie Silviu (jirafas), Jorge Alcalde (zona sudamérica), Marian Casany (aviario), Ioan Solcan (zona de semilibertad) y Georgeta Borgavan (cocinera encargada de elaborar la dieta). Con su sacrificio y dedicación, los animales lucen al sol del Desierto de Tabernas.

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