Almería

El homenaje de Javier Verdejo concluye con el lema de su muerte

  • El acto, que se celebró en la intersección entre la calle San Miguel y el Paseo Marítimo, contó con el recitado de poemas y la lectura de un manifiesto · También se recordó a otras víctimas de la época

Con la intención de concluir con la frase que Javier Verdejo quiso escribir antes de su muerte y con ganas de homenajear al almeriense 33 años después, se congregaron en la intersección de la calle San Miguel con el Paseo Marítimo algunas personas que quisieron honrar la memoria del joven asesinado.

Bajo la luz de la farola recién encendida, comenzó la reivindicación de la figura de Javier Verdejo. "Ha pasado mucho tiempo desde que murió cuando estaba haciendo una pintada en la pared del Balneario de San Miguel. Más vale tarde que nunca", estas fueron las primeras palabras que se pronunciaron para iniciar la lectura del manifiesto, el recitado de poemas y la pintada con la frase Pan, Trabajo y Libertad en un mural preparado para la ocasión.

El acto estuvo organizado por Jaleo, Nación Andaluza y Ustea. Lo primero que hicieron los presentes fue recitar poemas anónimos y de autor.

La primera en recitar una poesía fue Isabel que leyó en Homenaje a Javier y a todos los caídos por la libertad. Un cálido aplauso sonaba cada vez que las palabras que acompañaban los versos hacían su silencio.

El poema de Alonso Molina, Aquella madrugada, también fue recitado por otro de los protagonistas. "La sangre prohibida de Javier Verdejo quedó para siempre encadenada a sus sueños", son algunas de las líneas que se leyeron en el acto en homenaje al almeriense.

Tras la poesía de Alonso Molina, se procedió a la lectura del manifiesto donde se hicieron referencia a los hechos que causaron la muerte de Verdejo.

El acto de homenaje al almeriense también fue dedicado a otras víctimas de la época de Javier Verdejo. "Murieron más antifascistas de la misma manera", señalaron.

Dentro del manifiesto se denunciaron una serie de hechos: "Hay indicios que aún están por desvelarse. No se conocieron ni las iniciales del guardia civil que mató a Javier. En su entierro, en la Iglesia de San Pedro, los almerienses protestaron por lo ocurrido".

También se reprochó en el documento la falta de homenajes que se han dedicado al almeriense: "Cuando fue alcalde, Martínez Cabrejas, se le puso su nombre a una de las calles, pero no se le ha hecho casi nada".

Después de la lectura de parte del manifiesto, se procedió al recitado del poema Cómo es morirse solo, de Ángel Berenguel.

Al finalizar la poesía, se retomó el manifiesto donde se hizo alusión al "silencio del caso" y se nombró a otras víctimas como García Caparrós, Juan Mañas, Luis Cobo, Luis Montero y María Asensio.

Mientras que se leía el manifiesto, se escribió en el mural Pan, T con pintura roja representando el momento en el que Verdejo fue asesinado.

Mientras un joven movía un estandarte de Nación Andaluza, las frases reivindicativas no cesaron: "Las mismas banderas de lucha ondeen en nuestras manos".

Mientras se terminaba de escribir la frase: Pan, Trabajo y Libertad, los presentes con el puño en alto gritaban: Javier, hermano, nosotros no olvidamos. Después se recitó Cantar de amigo, de Antonio Carvajal, y Sueños, de Juan Manuel Sánchez Gordillo. Por último, se cantó el Himno de Andalucía y La Internacional.

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