Crónicas desde la Ciudad

El Ingenio de Montserrat

  • A expensas de una empresa barcelonesa, el Ingenio (fábrica) de azúcar Nuestra Señora de Montserrat" se inauguró en 1885 en el paraje de El Puche. De aquella industria sólo se conserva su sobria y arcada puerta

LA vega almeriense, las miles de tahúllas que se extienden más allá del río Andaráx, estaba en disposición de ofrecer cultivos alternativos a los de maíz, cereales u hortalizas. En especial la caña de azúcar. Para ello era necesario una maquinaria capaz de abordar su completo proceso de molturación y transformación en un producto necesario y caro de adquirir en la península a finales del XIX. El cultivo era posible en la Almería litoral, desde la capital hasta la desembocadura del río Adra, en donde ya existía una tradición de siglos, dada su latitud mediterránea y la benignidad del clima reinante todo el año. Era el caso de nuestra cercana Vega, con agua suficiente -el caudal disponible aumentó con sondeos practicados por la empresa propietaria del Ingenio- distribuida por partidores y boqueras a los pagos del Mamí, Jaúl, Bobar o huertas de San Sebastián. Sin embargo, el ambicioso proyecto industrial que habría cambiado, a mejor, las condiciones socioeconómicas de sus habitantes quedó abortado desde su propio nacimiento.

Entusiasmo inaugural

La guerra a finales del XIX en Ultramar rebajó drásticamente la zafra de caña en Cuba y la subsiguiente exportación de azúcar a la metrópoli, llegando a crear problemas de abastecimiento. La banca catalana, a través de su subsidiada Compañía Peninsular Azucarera, valoró positivamente la inminencia de un próspero negocio instalando una fábrica (Ingenio) a la salida de los Molinos de Viento. En 1883 adquirieron la finca La Mezquita, junto a la de Francisco Barroeta, en el paraje de El Puche. En medio de la general curiosidad, el mes de enero de 1885 desembarcó en el Puerto la voluminosa maquinaria -350 toneladas-, que impulsada por motores de vapor Watt sería montada por personal cualificado.

Y llegó el día de su multitudinaria inauguración. Por el "diario liberal independiente y de intereses generales" La Crónica Meridional, que le dedica la portada y segunda página del sábado 28 de febrero de 1885, sabemos que apenas sonaron las doce en las campanas de todas las iglesias, desde la Puerta de Purchena "una interminable fila de carruajes iba dejando sin cesar en el vestíbulo de la fábrica a hermosas damas y señoritas de nuestra buena sociedad, comerciantes, banqueros, magistrados, artesanos humildes y a representantes de todas las clases que acudieron presurosos a demostrar su contento". Gozosos, ya que en pocas fechas, al igual que en otras provincias más afortunadas, Almería se vería "coronada por la diadema de las espirales del humo de sus máquinas industriales y arrulladas por el rumor que al agitarse producen las ruedas de sus locomóviles y de sus artefactos de vapor". El retórico lenguaje de La Crónica en ningún momento especifica que fuesen invitados los sufridos labradores de la Vega. De inicio, mal augurio.

Antes de que el champagne regase las bandejas de exquisitos canapés, y después de que el obispo José Mª Orberá bendijera las instalaciones -flanqueado por al gobernador Civil, Giménez Ramírez, y alcalde interino Agustín de Burgos-, el gerente de la Compañía Azucarera y el ingeniero director, Sres. Vilaseca y Bover Muntadas, agradecieron a los más de seis mil asistentes su presencia en aquella mañana primaveral. El memorial que en 1916 el Ayuntamiento eleva al Consejo de Ministros solicitando que en las trece hectáreas que ocupaba el Ingenio -lindante con las vías del tren- se estableciese la reserva estratégica de tropas ante la guerra de Melilla, enumera de primera mano sus instalaciones: siete naves levantadas sobre base de mampostería (dos de ellas específicas para la molienda de caña); grupo de casas para técnicos y obreros; dos grandes almacenes, casa-cortijo y una espaciosa cuadra para caballerías y vacas de leche. Del complejo industrial se ha conservado -retranqueada unos metros a Levante y sin la rejería primitiva- la hermosa puerta de piedra berroqueña de tres arcos (protegida por el Pgou), sobre la que campea el año "1885" y los escudos de Barcelona y Almería. El diseño se debe, casi con certeza, al arquitecto provincial Enrique López Rull.

Proyecto interruptus

Tres meses transcurrieron previos a que echase a andar: "En la mañana de ayer (LCM, 15 de abril de 1888) comenzó a funcionar el Ingenio de Montserrat que en esta capital posee la opulenta Compañía Peninsular Azucarera. Como comprenderán los lectores, durante la faena se da trabajo a gran número de obreros, remediándose en parte la crisis por la que atraviesa esta parte de la sociedad, la más digna de atención". A pleno rendimiento, los obreros permanentes se cifraban en 60, además de cientos de jornales destinados a la plantación, laboreo, recolección y acarreo a pie de fábrica de la caña. Pese a la millonaria inversión, la obtención de azúcar refinado devino, lamentablemente, en un rotundo fracaso a un año vista. Otra gacetilla (LCM, marzo) anuncia la triste nueva: "Ayer circuló el rumor de que toda la maquinaria del Ingenio de Montserrat había sido adquirida por el rico propietario de Granada D. Juan Ramón La Chica, encontrándose ya en esta capital el ingeniero y montadores que ha de dirigir el desmonte de los aparatos que serán trasladados a Granada… ". El cierre estaba motivado por la falta de materia prima en cantidad suficiente para que fuese rentable. Aunque la Compañía había adquirido muchísimos marjales de tierra para plantar cañaduz y había facilitado semillas, los propietarios grandes y pequeños de la Vega no le secundaron. Las razones hay que buscarlas en su tradicional conservadurismo y en la negativa -por miedo o recelo- a aventurarse a cultivos distintos a los practicados por sus abuelos desde siglos.

Al siguiente año retoma el negocio la razón social Cumella y Compañía en comandita, sustituyendo la caña de azúcar por remolacha y adquiriendo nueva maquinaria en Amberes a Fives-Lille, empresa constructora del ferrocarril Linares-Almería. En 1895 es la empresa Gómez, Sánchez y Cano quien adquiere el Ingenio de Ntra. Sra. de Montserrat, en un "proyecto que de nuevo abogará por el cultivo de remolacha azucarera en la Vega". Funcionó con relativo éxito hasta que en 1904 cerró sus puertas definitivamente. A falta de una investigación sistemática, poco sabemos de su ocupación, destino o propiedad a partir de esta fecha. Tras la iniciativa fallida de convertir el Ingenio en un centro logístico militar (coordinando al cuartel de La Misericordia y campamento Alvarez de Sotomayor, en Viator), la siguiente noticia municipal data de tiempos de la II República (sesión de 24/10/1932: "El concejal Sr. Villegas propuso se autorice al Sr. Alcalde para gestionar el arrendamiento de un local en el Ingenio de Montserrat para instalar el mercado de ganados que mensualmente se celebra en la Vega. Y se acordó conceder al Sr. Alcalde la autorización solicitada". Su uso posterior, antes, en y después de la guerra incivil como cárcel de hombres (de derechas y de izquierdas), pertenece a nuestra particular crónica negra, a la que en algún momento, seguro, volveremos. Hoy nos queda al menos su memoria, que no es poco.

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