Almería

Almería investiga una técnica para frenar la pérdida de visión

  • Torrecárdenas, junto con el Clínico de Málaga, es el único centro investigador de Andalucía en el tratamiento Lucentis · Mejora la vista de un 66% de los pacientes

Pasó el tiempo en que los pacientes aquejados de enfermedades visuales tenían que desplazarse a las grandes urbes para recibir un tratamiento adecuado a su patología. "Ahora somos un referente en Europa", se jacta Joaquín Fernández, Jefe del Área de Oftalmología de la Bola Azul. El complejo hospitalario Torrecárdenas es el único centro investigador de Andalucía, junto con el Hospital Clínico de Málaga, habilitado para realizar ensayos clínicos con el tratamiento Lucentis. El objetivo: buscar soluciones para poder aplicar esta técnica pionera también en diabéticos.

Lucentis es un tratamiento innovador contra una enfermedad retiniana que provoca hasta el 95% de la pérdida de visión y afecta a casi el 10% de la población mayor de 65 años. Lleva tres años practicándose en Almería y es la "última tecnología a nivel mundial en este tipo de pacientes".

La patología ocular se produce entre personas mayores industrializadas, y suele manifestarse con síntomas como la aparición de un escotoma (mancha negra en el centro de la visión), dificultad para ver las caras de la gente, o visión torcida de las líneas. Estos signos pueden aparecer solapados con otras enfermedades, por eso es fundamental acudir a un especialista desde el primer momento en que se acusen los síntomas, asevera el experto.

Y es que, de no tratarse a tiempo, las consecuencias de la enfermedad puede originar un menoscabo "importantísimo" de la capacidad visual, que puede verse reducida "a un 5%". Además, la más dañada es la visión central, "la más importante, porque es la que nos permite discriminar" las figuras.

La intervención se efectúa mediante cirugía ambulatoria en el Hospital de El Toyo, y consiste en la aplicación de unas serie de inyecciones intravítreas (intraoculares) con una sustancia que paraliza el desarrollo de la enfermedad. Cada paciente precisa un mínimo de tres inyecciones y, una vez que se practica el tratamiento y se ve que el paciente se ha estabilizado, se realiza un seguimiento por parte del especialista en baja visión. Él se encargará de rehabilitar a la persona adaptándole unas ayudas visuales (un tipo de gafas especiales, más sofisticadas que las comunes) para que, con esa visión residual que le haya quedado, el paciente tenga la mayor calidad de vida posible.

La revolución que supone esta técnica se apoya en datos contundentes. "Hace siete años la visión caía prácticamente en el 100% de los enfermos y ahora conseguimos que un 66% no empeoren e incluso mejoren", explica Joaquín Fernández.

La unidad de Oftalmología del complejo hospitalario Torrecárdenas está compuesto por 15 oftalmólogos, además del correspondiente personal de enfermería, auxiliares y celadores. El equipo opera cada semana a una media de 50 pacientes con distintas patologías oculares. Entre las intervenciones que se practican hay algunas de "primer orden", como la incisión de microcataratas con menos de un milímetro de profundidad, un tipo de cirugía "que no se hace normalmente". Fernández hará una demostración de la misma durante el próximo Congreso de París en la materia entre septiembre y octubre.

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