Almería Taurina

Tentando el toreo en ciernes de los aspirantes a la gloria y fama taurina

  • En la ganadería de Francisco Porcel de Lugros (Guadix) los alumnos de la Escuela Municipal Taurina de Almería probaron sus conocimientos de salón frente a cinco vacas bravas de distinto comportamiento

EL toreo exige sacrificio y mucha afición. Y para ello hay que estar mentalizado y dedicar mucho tiempo al entrenamiento de salón, al visionado de imágenes, a la charla con los que saben y tienen experiencia en este difícil mundo, a la lectura de los innumerables títulos publicados, a... Aunque siempre hay un objetivo fundamental: lo pragmático frente a la embestida de ganado bravo. Y para eso existe la posibilidad de hacerlo, en principio, en los tentaderos de vacas bravas que se celebran en las plazas de las fincas que se dedican a su cría. Fundamental elemento para la selección genética y morfológica para el mejor espectáculo posible.

Y fueron doce alumnos doce los que tuvieron la suerte de poner a prueba su valor, temple y técnica en la ganadería de Francisco Porcel en la plaza de Lugros (Guadix). Carlos Ojeda, Alejandro Peña, Silvia Carmona, José Cabrera, Dani Morata, Rubén Martínez, Pedro Benavides, Emilio López Gimeno, Sergio Roldán, Sergio Chaves, Dani González y Juan Carrillo intentaron poner lo mejor de sí mismos para el mejor lucimiento posible. Siempre bajo la supervisión, didáctica y doctas palabras de su director Ruiz Manuel con el apoyo de El César como mano derecha.

Si hacemos un poco de historia, por 1830 el rey Fernando VII cerró las universidades de España y fundó la Escuela Taurina de Sevilla, de la cual nombró director al ya retirado y viejo matador Don Pedro Romero. Circunstancia esta, que, por unos años, lo convirtió en el máximo educador del reino. Hasta nuestros días, que para fomento de la fiesta de toros, en atención a la tradición y vigencia cultural de la misma se crean escuelas taurinas para la formación de nuevos profesionales taurinos y el apoyo y promoción de su actividad. Y en Almería contamos con una que es ilusión de aficionados y elemento fundamental para mantener viva una profesión única sustento de un espectáculo también único. Afortunadamente hoy existen Universidades y también escuelas para el toreo. Tal es la fortuna que las escuelas taurinas no desatienden la escolarización y aprovechamiento de las enseñanzas obligatorias de sus alumnos para la formación de los futuros profesionales del toreo. También merecen y justifican su existencia por el apoyo y arraigo del movimiento taurino en la sociedad andaluza y la afición de las nuevas generaciones a la Fiesta con un sistema de promoción de nuevos valores moderno y actualizado que hace posible que los jóvenes andaluces puedan abrirse camino en la profesión garantizando una formación integral con nociones taurinas básicas, con independencia de sus posibilidades económicas. Una apuesta cuyo colofón es ver a alumnos tomar la alternativa. Lo de ser figura, como diría S.M. "El Viti", un milagro deseado.

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