El almeriense Carlos Carreño, 371 veces internacional, vuelve este año al equipo nacional para ser la mano derecha de Fernando Muñoz.

-Dio el salto de la pista al banquillo en el Unicaja y ahora le toca hacerlo con la Selección. ¿Qué se pierde y qué se gana con el cambio?

-Es totalmente diferente. Conozco el ritmo de la Selección porque he estado muchísimos años en este equipo. Cambia muchísimo. Cuando eres jugador sólo te preocupas de ti mismo, de estar bien, de comer bien, de descansar… Hay una persona sola, que eres tú. Cuando ya pasas a este nivel te tienes que preocupar de catorce, quince o dieciséis personas.

-¿Ve al grupo preparado para dar el apretón suficiente necesario para jugar contra los grupos más fuertes en la Final Four?

-Considero que Austria hasta la fecha no había hecho nada importante, pero ahora está jugando muchísimo mejor. Grecia es un equipo totalmente renovado, es una selección nueva con gente joven y mucho potencial, y Holanda es muy buen equipo que va a ser complicado, aunque se les fue un partido en Austria, es un rival de nivel. Si llegamos a la Final Four estoy seguro de que será un buen torneo, y tenemos que llegar hasta allí y competir, como siempre, al máximo nivel.

-¿Cómo es trabajar con Fernando?

-Con Fernando he trabajado durante cuatro o cinco años en Almería, aunque fue en otra posición porque yo era jugador. Es alguien que tiene las cosas muy claras. Tiene muchas cosas en la cabeza y las expresa y las proyecta en el campo. Tiene las cosas muy claras tanto dentro como fuera del campo. Saber lo que quiere de ti y saber lo que tienes que darle es muy sencillo. Fernando es un buen comunicador. No sólo tiene las cosas claras en la cabeza, sino que a la hora de explicarlas la gente las entiende a la perfección. A la hora de proyectar mi trabajo, entiendo lo que él quiere y yo creo que hasta la fecha nos compenetramos muy bien.

-Un jugador de la Selección que te haya sorprendido especialmente.

-Me ha sorprendido gratamente Sergio Noda. Le he tenido como técnico en Unicaja, pero el salto a Italia le ha venido muy bien. Sergio tiene un gran nivel, lo veo muy entero en cosas que antes no hacía tan bien como hace ahora.

-¿A qué rivales de los otros grupos tenemos que temer más de cara a la Final Four?

-Eslovenia, Rumanía o Eslovaquia serán seguramente los equipos más difíciles. He visto partidos de ellos y son rivales duros.

-¿Qué se siente al representar a tu país en unos Juegos Olímpicos?

-Una de las sensaciones más fuertes que he tenido en mi vida, de emoción, de que el cuerpo se desborda y que te sale, es hacer el paseo olímpico el día de la inauguración. No hay nada como eso. Te das cuenta de que estás representando a tu país ante lo mejor de lo mejor, haciendo lo que te gusta y con la ilusión de poder sacar un buen resultado. Se tarda quince minutos en dar la vuelta, pero es espectacular. Y aparte está vivir en la villa con los diez mil mejores deportistas de todos los deportes. Sientes que eres parte de todo eso.

-Ha dedicado prácticamente toda tu vida deportiva al Unicaja Almería (19 años). ¿Qué puede decir de la evolución del club en todo este tiempo?

-Unicaja empezó por una persona que se llama Moisés Ruiz, que le dio un empujón. Empezó con un equipo muy pequeño con buenas aspiraciones, ya que el pabellón se llenaba y la gente se quedaba fuera en la calle. Lo que empezó como un hobbie se empezó a hacer cada vez más profesional, hasta que llegó una época dorada en la que se consiguieron una serie de títulos seguidos: de Copa, de Liga, de Supercopa… Fue una época muy buena que Almería quizá no haya sabido disfrutar. Con el tiempo se han ido intercalando años de ganar títulos con años de no ganarlos. Esos fueron años con más normalidad. El ritmo del principio era muy difícil de seguir. Ha habido altibajos, pero eso es lo normal. Es una ciudad en la que se aprecia mucho este deporte y tenemos una afición fija, aunque nos gustaría que hubiera muchísima más gente para hacer mucho más social al equipo.