Aunque no sea políticamente correcto decirlo, puede que el gran beneficiado del descenso a Segunda División sea el filial. Lleva años el Almería B criando futbolistas [la gran mayoría de otras canteras, muy pocos almeriesnes], que cumplen la edad y tienen que emigrar a otros nidos ante la falta de oportunidades en el primer equipo. Cuando el A estaba en Primera y el B en Tercera, el salto era enorme; la temporada pasada se compró una plaza en Segunda B, pero el salto seguía siendo muy grande o nadie se atrevió en Liga a sentar a los que menos ganas tenían de correr y darle la oportunidad a los que sí que las tenían. Ahora, con un proyecto por fin más españolizado y centrado en la base, Lucas Alcaraz ha decidico echar mano de los futbolistas que tiene Francisco a su disposición.

Uno de ellos es Aleix Vidal, un joven extremo forjado en tierras baleares que se está ganando formar parte de la primera plantilla. El técnico granadino, que se llevó a ocho futbolistas del filial a Desert Spring [primera vez que esto ocurre], le está siguiendo muy de cerca y dándole muchas oportunidades. "Está siendo una pretemporada muy fuerte. Es un premio para mí estar aquí y trabajo con la intención de quedarme. Agradezco que me hayan dado esta oportunidad y sé que tengo que aprovecharla. Si la cosa va bien, ojalá me pueda quedar en el primer equipo. Si no ayudaré al filial". Y es que Aleix [Alejo en castellano] sabe que tiene su año en el Almería B, pero aportará "mucha ilusión" cada vez que suba.

Su velocidad, desborde y técnica por la banda lo convierte en un extremo a la antigua usanza. Él prefiere no compararse con nadie, pero más o menos tiene claro a quién se puede parecer. "Yo tengo mi estilo propio, pero podría ser del estilo de Albert Crusat: un jugador rápido y con mucho trabajo tanto ofensivo como defensivo. Trato de ayudar en los partidos a mis compañeros en el apartado físico", enfatiza el jugador, que sabe que todavía tiene tiempo para convencer a Lucas Alcaraz de que un hueco en el primer equipo puede ser suyo. "Cada vez que entreno y juego lo hago con la máxima ilusión para tratar de agradar al cuerpo técnico y a la gente de arriba. Más adelante ya veremos lo que pasa".

Si algo ha sorprendido a Aleix desde su llegada es el buen ambiente que se respira en el vestuario. A pesar de ser nuevo, se ha sentido como en casa. "Me llevo muy bien con todos los jugadores. Es un grupo que me ha acogido muy bien, no me esperaba que fuera gente tan abierta y amable", reconoce el jugador, que ha estado en la habitación con Trujillo, Diego García y Lillo durante la segunda concentración de pretemporada en Desert Spring. De la misma manera, Vidal tiene muy buenas palabras hacia el míster. "No he hablado directamente con él, pero se nota que es muy buen entrenador. Las críticas que te hace durante los entrenamientos son para ayudarte y darte consejos de juego".

No quiere pensar en la Segunda División, pero tampoco quiere quitársela de la cabeza. El nuevo jugador rojiblanco es ambicioso, tiene ganas de comerse el mundo y eso lo debe hacer desde Segunda B. Pero cada vez que suba a entrenar con el primer equipo pondrá todo lo que está en su mano para mejorar. Y es que reconoce que todavía tiene mucho que aprender en una categoría tan exigente como es la de plata. "Es una liga muy difícil, con muchos equipos físicos y muy duros en su campo. Mi estilo de juego suele encajar en los minutos finales de encuentro con la velocidad y el sacrificio. Puedo aprovechar esos instantes cuando los rivales bajan un poco", puntualiza deseoso de que ahí sea.

Y puestos a soñar, también hay que hacerlo con el ascenso. Vidal, como todos sus compañeros, pide paciencia y que se afronte cada encuentro con la importancia que se merece. "Está claro que subir a Primera es un sueño, pero aún es un poco pronto para hablar de ello. Son muchos partidos, hay que entrenar muy fuerte y tenemos que tomarnos cada uno como un premio", finaliza.