Deportes

La aportación al balompié desde el aspecto humano

  • Serafín Vargas recorre 500 kilómetros semanales para dirigir al Comarca del Mármol juvenil, actividad que compagina con su familia y su trabajo en la seguridad privada

"Para mi es más importante cumplir mi con mi palabra que lo deportivo. Hace tiempo tomé una decisión que seguramente haya evitado mi crecimiento como entrenador. Me ofrecieron una oportunidad difícil de rechazar pero ya me había comprometido con otro equipo y no la acepté. Creo que hice lo correcto", confiesa Serafín Vargas Domínguez, entrenador del equipo juvenil del Comarca del Mármol que a sus 53 años de edad tiene muy claro que "me gustaría que el día de mañana se me pudiese recordar por haber sido capaz de aportar algo al fútbol, sobre todo en el aspecto humano". Es el sueño que pretende cumplir el cañaero desde que se hiciese entrenador nacional en el año 2000, junto a una promoción de técnicos entre los que destacaban Esteban Vigo, Manolo Jiménez, Salmerón, Alfonsín, Anquela, Paco Garre, Koscis, Enrique Sergio o Mágico Casas.

"El título lo conseguí hace ya 12 años y me llevó a sacármelo la inquietud por descubrir parte de los muchos secretos que encierra este maravilloso y a la vez tan ingrato mundo del fútbol", afirma Vargas, que semanalmente recorre unos 500 kilómetros, contando ida y vuelta, para entrenar a su nuevo equipo en Olula, una actividad que compagina con su familia, que es "lo más importante", y su trabajo en la seguridad privada, labor que lleva desempeñando desde hace 27 años, estando quince de ellos en Correos y desde hace cinco en Torrecárdenas, además de los casi dos que pasó en Navarra como vigilante en una autovía amenazada por las acciones del entorno de ETA.

Durante su estancia en tierras forales estuvo desvinculado del mundo del balompié, una casi inapreciable pausa si se tiene en cuenta su trayectoria como jugador y, sobre todo, como entrenador. Comenzó a dar patadas al balón "desde que podía andar", pero de forma oficial lo hizo en la temporada 73-74, con 14 años de edad, en Los Molinos CF, club en el que estaría tres temporadas más en su época de juvenil. En esta etapa compartió vestuario con Salva, portero criado en la cantera molinera que terminaría jugando en el Real Betis de Esnaola. Vargas también vistió la elástica del equipo de su barrio, el CD La Cañada, con su amigo Felipe Expósito de entrenador y Gaspar "el del estanco" de presidente. Desde los 19 años supo que lo suyo era entrenar, pero su trayectoria oficial en los banquillos comenzaría en la 93-94 en el Almacenes San Urbano. Pasó una temporada en La Cañada Atlético, dos cursos en Los Molinos CF y otra en el CB Campohermoso antes de conseguir su título de técnico nacional. Posteriormente pasaría por las disciplinas de la AD Huércal, Español del Alquián, Polideportivo Ejido, La Cañada, Parador o Roquetas B, teniendo contacto también con las bases de la UD Almería (08-09) y dirigiendo la selección cadete de Almería (10-11).

Serafín Vargas admite que "el fútbol tiene dos caras, te da muchas satisfacciones y demasiados sinsabores", y confiesa que "mis momentos más duros han sido dos, primero mi cese en la AD Huércal cuando éramos cuartos en la Regional Preferente (2000-2001) y el doloroso descenso de categoría con el Polideportivo Ejido juvenil cuando lo entrenaba en Liga Nacional (2003-2004)", aunque siempre se imponen sus gratos recuerdos, como cuando tuvo "la suerte" de dirigir "a grandes futbolistas" en el cadete autonómico de Los Molinos (96-97 y 97-98). También destaca sus dos años en el senior del Español del Alquián, "con Sofía como presidenta y el tristemente desaparecido Joaquín Sánchez, como alma máter de un club en el que el aspecto humano, el amor a unos colores eran sorprendentes. Allí crecí como entrenador". El técnico del juvenil del Comarca del Mármol quiere seguir aportando al fútbol su carisma humano y lo que ha aprendido de personas como Juanma Lillo, en cuanto a ideología futbolística, o Martín Doblado, "maestro de la táctica".

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