Copa del rey

De la Castellana a una calle sin salida (3-0)

  • El Almería no supo leer la segunda parte y tras mantener a raya al Celta hasta el descanso, le regaló el campo y le facilitó la clasificación. Lo peor no es sólo el palo que supone, sino también el cansancio que se acumula.

Medio año después de que el ascenso comenzara a escapársele al Almería la temporada pasada, el conjunto rojiblanco volvía a Balaídos. Dolió mucho aquel 4-3 porque los de Alcaraz jugaron un buen partido, pero la fragilidad defensiva por alto fue un caramelo demasiado goloso para Mario Bermejo. Aún con aquello en la memoria y con ganas de venganza puesto que el Celta comenzó su camino a Primera y el Almería se quedó en Segunda, el contexto era bien diferente. Vigueses y almerienses querían visitar el Bernabéu a comienzos de enero y ello dependía de noventa minutos.

Noventa minutos en los que al Almería le valía con ser paciente y férreo en defensa. Los vigueses tenían que remontar los goles de Jonathan y Abel, que para los de Paco Herrera pesaron como una losa desde el primer segundo del partido. Y es que el Almería supo lo que tenía que hacer y lo ejecutó muy bien durante la primera parte, cuando los dos equipos tenían que mostrar sus cartas. Javi Gracia ni encerró a su equipo ni puso a todos los titulares: apostó por su once copero; Paco Herrera sí que metió a Iago Aspas, su mejor futbolista, para que la remontada no se produjera por ramalazos.

El planteamiento del técnico rojiblanco fue bueno y el Celta estuvo alejado de la portería de Diego García durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Los celtiñas tan sólo se acercaban gracias a alguna genialidad de Iago Aspas, cuya proyección le debe de llevar a un grande en menos que canta un gallo, o a algún balón parador. Mientras que el Almería se limitaba a lo suyo: el centro del campo movió el balón y aprovechó los huecos que debaja el rival para que las circulaciones fueran rápidas y los gallegos no pudieran recuperar con facilidad. Aunque las prisas eran para los locales, en ocasiones ganó el Almería en la primera mitad. Nada más arrancar el choque, Abel saca un centro al segundo palo y a Marcelo Silva le puede la responsabilidad al verse tan solo en el área y remata sin pensárselo, cuando tuvo tiempo de parar y encañonar.

Los ataques del Celta se limitaban a buscar la velocidad. Aspas se volcaba a una banda y otra para buscarle las cosquillas a los laterales rojiblancos. Precisamente en una internada suya a los 19 minutos, los vigueses dieron un susto: su pase atrás es rematado a placer por Khron Deli y Diego García demuestra que es algo más que un portero simplemente copero. El asturiano estuvo muy seguro toda la primera mitad y no sólo blocó todo por alto, sino que a falta de cinco minutos para el descanso hizo una parada de reflejos que valía media clasificación. La defensa se comió una falta al corazón del área que no remataron ni Cabral ni Bermejo, y que Diego tuvo que sacar más por intuición que por otra cosa. La seguridad en la portería es una de las bases de este equipo.

En ataque el Almería tenía espacios, aunque no los estaba aprovechando bien. Jonathan recibió varios balones largos, pero se le apagaron las ideas cuando llegó a la meta de Sergio. Abel disparó en dos ocasiones desde lejos, pero sus chuts no fueron tan precisos como en el partido de ida. Undiano Mallenco mandó a los dos equipos a los vestuarios, cuando algunos aficionados locales ensayaban algunos pitos porque no veían a su equipo capaz de meterle mano al Almería. Paco Herrera puso a calentar a Joan Tomás, que iba a sustituir a Bermejo en la reanudación. En principio, parecía un alivio que el exrojiblanco no estuviese por si el Celta comenzaba a colgar balones a la olla.

Como no le quedaba otra, los vigueses se volcaron desde el pitido inicial. Tenían 45 minutos por delante y al Almería le faltaba mucho por sudar. El balón, ahora sí, estaba constantemente en el medio campo almeriense y el peligro se olía con demasiada facilidad. Marcelo Siva fue capaz de evitar tirándose valientemente al suelo ante Park que el Celta recortara distancias, pero Gunino se comió un balón por alto dirigido al asiático, que cabeceó a los 54 minutos a gol.

El 1-0 estaba claro que había dado mucha vida a los vigueses, que comenzaron a entrar con mucha facilidad por las bandas. Al Almería no le duraba un segundo el balón y  parecía que sólo quedaba confiar todo a una contra. Para ello metió a Aleix Vidal en el partido Javi Gracia. Tras su entrada, la espuela de Ulloa y el interior de Jonathan casi ponen el empate. Fueron las ocasiónes más claras de los almerienses, que también vieron cómo Diego García volvía a lucirse ante Mallo y Augusto Fernández. Un gol de cualquiera de los dos se veía cerca.

El agobio de los últimos minutos era tremendo.  El Almería necesitaba aire en el centro del campo porque Diego García era el hombre que más tocaba el balón. Y después de defender lo posible y lo imposible, de paradas heróicas del meta asturiano, Lago forzaba la prórroga en el 92'. Ahí ya los rojiblancos, asfixiados toda la segunda mitad, ni pudieron comparecer. De Lucas dio el golpe de gracia y un buen pescozón moral al equipo que, además, llegarán fundi dos a Santander.

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