Xerez-almería

Al son que dicta Corona (0-2)

  • El centrocampista talaverano, magistral en la dirección del equipo, logra un tanto soberbio en el 0-1 Charles pone la puntilla al borde del descanso a pase de Gunino y clase de fútbol control en la segunda.

Señalado en la diana, marcado por la crítica, a veces con justicia y las más sin tanta, e incluso discutido este año por la afición, Miguel Ángel Corona resurge de sus cenizas, alzando la voz con el balón en los pies para demostrar que aún no ha dicho la última palabra, que de sus pies el Almería puede lograr el ascenso como ya hiciera cuando no peinaba ninguna cana.

El fútbol fue ayer justo con el Almería después de varios episodios de atraco arbitral (aunque tampoco faltó la polémica), pero sobre todo lo fue con un jugador al que siempre se le pide más y se le alaba menos, tal vez por considerársele hijo de la tierra y tener que meritar el doble para ganárselo.

El partido de Corona ayer no tuvo mácula posible, ninguna arista a la que puedan aferrarse sus detractores. Él elaboró la coreografía y sus compañeros jugaron al son que dictaban sus botas. Brazalete de mando y juego de ajedrecista, mano de hierro en guante de seda. Todo un lujo en el atropellado fútbol de Segunda que aún haya jugadores que levanten la cabeza.

Con Coro -así le llaman en el campo- dirigiendo la orquesta todo fue fácil en Chapín, sabiendo el equipo jugar con la ansiedad xerecista desde el primer minuto. El Almería se sintió cómodo en ese escenario y merodeó desde el primer minuto la portería de Navas.

Jonathan pudo estrenar el marcador en sendas acciones, pero su cabezazo inicial desde el punto de penalti a centro de Gunino se marchó fuera por poco y luego vio la portería pequeña tras asistencia de Soriano pese a encontrarse vacía.

Las dos primeras no entraron, tampoco las dos siguientes. Un disparo desde fuera del área de Aleix Vidal -lo poco que se le recuerda- cerca del poste y un cabezazo de Soriano tras córner botado por Verza que tras golpear en un rival era repelido por el poste, tercera vez seguida que le ocurre al maño este curso.

El Xerez, incapaz de generar juego ni dar tres pases seguidos, lo confió todo al debutante Ogbeche y el nigeriano estuvo cerca de adelantar a los azulinos pese a no haber contraído méritos suficientes al inventarse una acrobática chilena que buscaba sorprender a Esteban.

El susto hizo tocar a rebato al Almería, que antes del descanso, en esos instantes que alguien definió como psicológicos, dio un zarpazo mortal de necesidad al encuentro. Fue, cómo no, Corona, quien hizo visible el gran partido que estaba cuajando al soltar un latigazo desde 30 metros cuyo efecto en folha seca sorprendía a Navas y se alojaba en la red.

Todos se frotaban las manos por irse a vestuarios con ventaja en el marcador, pero lo mejor estaba por llegar. Una internada de Gunino por la derecha era culminada por el lateral diestro charrúa con una gran asistencia al corazón del área, donde Charles, con anzuelo y cebo, solo tuvo que pescar el balón y empujarlo.

El choque estaba bien encaminado, con Esteban despejando el escaso peligro xerecista, y el Almería pudo liquidarlo al poco de la reanudación. En una acción por la izquierda del otro carrilero, Christian, el cántabro sacó un centro-chut que tras golpear en el larguero caía a Jonathan para que el burkinés la enchufara a gol.

0-3 y todo resuelto, pero como al que no quiere sopa suelen darle dos tazas, el Almería tuvo su enésimo encontronazo arbitral, esta vez al anular Piñeiro Crespo el tanto alegando que el balón había salido, una fantasía que las cámaras se encargaban al poco de desmentir.

Esta vez, en cualquier caso, no hubo margen para la angustia. Los de Gracia se limitaron a ejercer un control de la situación ante un Xerez bloqueado mentalmente. Primer envite a domicilio resuelto, que el Castilla vaya tomando nota...

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