La afición del Almería hace tiempo que dio un salto de calidad. Por lo menos, gran parte de ella. Atrás quedaron años en los que todo eran críticas y en cada asiento del Mediterráneo había un entrenador. Ahora, sobre todo en el caso de las peñas, hay grupos sanos, de gente que siente los colores y que no sólo lo demuestra en todos y cada uno de los desplazamientos, sino que ha sabido cambiar los silbidos por aplausos, gritos de ánimos y que acude al rescate cuando el equipo más lo necesita.

El Almería ha pedido un SOS. Se quedó con el encefalograma plano frente al Sporting de Gijón y su afición ha sido el desfibrilador que lo quiere devolver a la vida. Aprovechando Semana Santa, muchos han sido los fieles hinchas que a diario han acudido al anexo del Mediterráneo para mostrar todo su apoyo a los jugadores y al entrenador. Pero quizás lo más emotivo ocurrió el pasado viernes por la mañana, cuando Grada Joven Los Molinos, Milhojas y Tomate se personaron con sus pancantas en el Estadio de los Juegos Mediterráneos y no pararon de cantar y crear buen rollo, como si de un partido se tratara. Ellos han puesto ya todo de su parte para que hoy el equipo recupere la casta, las ganas y la identidad y sea capaz de olvidar los fantasmas y sacar los tres puntos de un campo complicado como El Alcoraz.

Hasta Huesca han viajado jugadores, cuerpo técnico y aficionados, puesto que éstos hacen bueno el dicho de carretera y manta y a lo largo del día de ayer se montaron en los vehículos y se recorrieron por enémisa vez la península. Con la idea de cambiar como sea la dinámica se marchó en la tarde de ayer la expedición rojiblanca, en la que no está Gunino sancionado, Jonathan que sigue lesionado y Carlos Calvo que se cae por decisión técnica. El madrileño estaba siendo titular para Javi Gracia en el extremo derecho, pero sus pobres actuaciones han terminado por desesperar a los aficionados y por acabar con la confianza del míster pamplonica, que no quiere ni oír hablar de ultimátum y sólo piensa en tranquilizar las revueltas aguas. Pero lo cierto es que el presidente y parte de la masa social anda con la mosca detrás de la oreja.

Además de la entrada de Rafita en el once en sustitución de Gunino, algún cambio más puede haber en el equipo. Marcelo Silva y Pelle no andan muy finos en los últimos partidos y tanto Mejía como Trujillo que vuelve a la convocatoria tienen opciones, después de la inexplicable salida de ambos del once. En la medular, el manifiesto cansancio que arrastra Verza puede ser beneficioso para Pallardó, que todavía no ha salido de titular en ningún encuentro. El oriolano es pieza clave para el míster, pero lo ha jugado todo y últimamente se le ve demasiado castigado.

Igualmente, el extremo derecho tendrá un nuevo inquilino. Las opciones son claras: Rubén Suárez, Vidal o Abel Molinero, aunque éste parece el más improbable puesto que prácticamente no ha existido para Gracia a lo largo de la campaña. En el caso de apostar por el tarraconense, el equipo tendría más velocidad y llegada a puerta, si juega el asturiano, el Almería buscará reforzar el centro del campo, con trabajo, control del balón y, además, potenciará la estrategia con la buena zurda de Rubén. Soriano volverá a la mediapunta tras cumplir sanción, mientras que Charles seguirá como ariete.

Por su parte, el Huesca llega al choque cargado de moral tras el triunfo en Barcelona y después de romper la racha negativa de cuatro partidos perdiendo, además de restar diferencias con los equipos que marcan la permanencia. El técnico del aragonés, Jorge D'Alessandro, no podrá contar con el sancionado Miguel García ni con el veterano Luis Helguera, que no ha podido entrenarse con normalidad por problemas físicos. El puesto de este último es probable que lo ocupe Rivas. Por contra, recupera al delantero centro Tariq, que ha trabajado durante la semana con normalidad después de varias jornadas ausente, aunque este hecho parece que le resta posibilidades de jugar de inicio.