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Una mano al cuello, dos al botiquín

  • Cuando más baja estaba la moral, el equipo tira de amor propio para sobreponerse a otro penalti tonto y absurdo Tremenda piña de jugadores y cuerpo técnico de apoyo a Francisco

Si algo no necesita el equipo en estos momentos es tirarse piedras sobre su propio tejado. Ya encuentran suficientes facilidades los rivales para hacerle goles al Almería, como para que los propios jugadores le pongan la alfombra roja a sus contrincantes. El de ayer era un partido, ante un Valencia inseguro y criticado, para echar mano al botiquín y tratar de frenar la hemorragia. Sin embargo, se echó la mano al cuello al equipo y se quedó sin respiración merced a otro absurdo penalti. Cuando todo Mestalla veía a un conjunto moribundo, el amor propio evitó que se tragara la lengua. Torsiglieri, un central que puede y debe aportar, y Aleix levantaron las manos para coger el equipo de primeros auxilios. El sábado finalmente no será el forense el que acuda al Mediterráneo, sino una simple enfermera. Pero no con un par de tiritas: la herida esta cosida y ahora hay que ayudarla a cicatrizar.

Más cambios. Francisco lo está probando todo, para hacer un once lo más competitivo posible. Ayer no mostró en la primera parte el estilo alegre y atrevido que gustó y hasta escandiló en las primeras jornadas, lo dejó para la segunda. Con una defensa de tres centrales y dos carrileros, más dos bregadores como Verza y Azeez, los rojiblancos buscaron amurallar su área. Pero la idea de acumular defensas tampoco salió bien, entre otras cosas, porque el balón fue totalmente valencianista y los almerienses no tuvieron opción ni de montar contragolpes. Tras el descanso y viéndose por detrás en el marcador, Francisco quiso morir con sus ideas y su filosofía de juego y le salió bien la jugada.

De izquierdas. El once de ayer fue curioso porque Francisco puso hasta cinco hombres zurdos. Con lo difícil que le resulta a algunos conjuntos encontrar jugadores cuya buena pierna sea la izquierda, el Almería jugó ayer con Esteban, Torsiglieri, Dubarbier, Barbosa y Suso.

Otro cambio de 'look'. Para que los resultados cambiaran, Francisco no ha parado de introducir variaciones. Unas en el once, otras en su look personal. Si en San Sebastián se presentó con un chándal del equipo, ayer volvió a la chaqueta y camisa. Empates con su tradicional camisa blanca y derrota con un estilo más deportivo. Ha sido tirar de la elegancia de una camisa azul, del mismo color que ayer vistió el equipo, y caer el primer triunfo.

Pobre rico. La diferencia entre el Valencia y Almería a nivel de clubes es que los segundos no gastan lo poco que tienen y los primeros sí que derrochan lo que no tienen. Con las obras del nuevo estadio paradas, además de seguir fichando jugadores de talla internacional, el conjunto ché ha cambiado las butacas de los graderíos de Mestalla, algo que no ha sido gratis. Alfonso García confía en que su proyecto austero no vaya camino de donde nadie quiere, el descenso. Pase lo que pase al final de temporada, lo que está claro es que las arcas rojiblancas estarán menos vacías que las de muchos de los clubes de Primera.

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