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La zaga sigue siendo de 'blandiblú'

  • El Almería echa por tierra un 0-1 a favor en el campo del único equipo de Primera que aún no había ganado en su propio feudo

El problema defensivo de la UD Almería está enquistado. Parecía que las tres victorias consecutivas, con portería a cero frente a Valladolid y Osasuna, habían desterrado definitivamente ese fantasma, pero ayer en el feudo del equipo más frágil como local volvió a hacerse evidente. Francisco, quizá debido a la ausencia por lesión de Pellerano, retomó el esquema de cuatro zagueros y el naufragio volvió a repetirse: son ya 32 goles en 15 jornadas.

Con esa media de más de dos tantos por partido es cuanto menos difícil pelear por el objetivo de la permanencia. El Almería hizo lo más difícil en Balaídos, ponerse por delante en el marcador ante un equipo desquiciado, pero incomprensiblemente no supo nadar y guardar la ropa.

Inédito Óscar Díaz. Estrenaba titularidad ante la baja por lesión de Rodri y no fue su noche más afortunada. Saliendo desde el banquillo ha tenido acciones de más peligro que figurando en el once. Su estadística de ayer lo dice todo en los 70 minutos que estuvo sobre el campo: 0 goles, 0 remates a puerta y 0 asistencias que llevaron a Francisco a sustituirlo por el novato Dani Romera.

Suso se reivindica. El episodio de somnolencia parece haberle puesto las pilas al atacante gaditano, que en Vigo aprovechó para sacar pecho con una gran acción personal por el costado contrario a su pierna buena para terminar sacando un remate perfecto ajustado al palo y adelantar a su equipo momentáneamente.

Descuidos imperdonables. En el empate a uno de Orellana el chileno remata a placer desde la frontal sin que Verza ni Nelson le hicieran la más mínima pantalla. El 2-1 de Oubiña llega precedido de un córner que un compañero peina en el primer palo y el capitán celtiña remacha en el segundo ante la absoluta pasividad de Azeez. El 3-1, obra del ex rojiblanco Charles, viene provocado por un robo de cartera de Hugo Mallo a Dubarbier (siempre concede alguno) a cuyo centro se adelanta el brasileño.

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