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Veinticuatro horas y dos incógnitas

  • La llegada de un delantero y la cesión del lateral Raúl García se tornan muy complicadas

El mercado de fichajes se cerrará esta noche cuando las manecillas del reloj lleguen a su posición de origen, esto es, las doce de la noche. Hasta ese momento tendrá la secretaría técnica del Almería para enviar el correspondiente fax a la Federación de Española de Fútbol para anunciar una llegada o una salida, operaciones en las que trabaja el conjunto rojiblanco a marchas forzadas pese a que ha tenido todo un mes para evitar esta desesperación final.

La secretaría técnica, encabezada por Alberto Benito, tiene la difícil misión de completar hoy 31 de enero una cesión y un fichaje. Una salida y una entrada. Descargar peso para volver a cargar al camión rojiblanco. En tan poco tiempo, y tal y como están el mercado y la economía de los clubes, es muy complicado que el Almería cierre el mercado invernal plenamente satisfecho. Pero no le queda otra que intentarlo porque la salvación bien podría depender de algunos de estos aspectos.

En lo que se refiere a la llegada, quizás la operación más importante, el club se debate entre la necesidad o no de buscarle un sustituto a Rodri, cuyo tobillo ha hecho saltar la alarma en el seno del club. La reciente visita al doctor Ripoll dejó como resultado un parte médico de seis semanas más de baja, algo que nadie esperaba tras tanto tiempo en el dique seco por un simple esguince. Sin embargo, desde el club se espera que el sevillano se trate con los factores de crecimiento que le han propuesto y que los plazos se reduzcan a la mitad. Si así ocurriera, el ataque estaría bien cubierto con Jonathan, Óscar Díaz y el propio Rodri una vez que pierda el miedo a las molestias que siente en su articulación.

Sin embargo, si la recuperación del ex del Barcelona y Zaragoza no es la adecuada, sí que haría falta alguien para la delantera una vez que se ha visto la sequía que padece Óscar Díaz. Aunque la secretaría técnica tiene varios frentes abiertos, encontrar a estas alturas un delantero goleador es pedirle peras al olmo. El mercado español está prácticamente descartado y sólo puede esperarse algún futbolista foráneo, que necesitará su período de adaptación.

En la operación salida sólo hay un nombre: Raúl García. El gallego sabe que tiene muy difícil jugar en el equipo tras la llegada del tarifeño Mané en el pasado mes de diciembre. La situación está igual que en verano, cuando tenía por delante a Dubarbier y a Christian. Francisco y el club le han explicado que lo mejor para él sería una cesión para que tuviera minutos y pudiera seguir su progresión como jugador, ya que el Almería no quiere desprenderse de él. Sin embargo, la intención del gallego es la de no marcharse.

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