Cuando a los 4 minutos uno toca su primer balón y acaba en gol, está claro que la moral hace que todo vaya sobre ruedas. Eso debía de pensar Óscar Díaz al ver que Jaime no era capaz de repeler su disparo y traspasaba la línea de gol. Pero no contaba con que el línier iba a levantar el banderín por fuera de juego y menos que en la siguiente jugada, como viene siendo habitual, su defensa iba a regalar un nuevo tanto, que a la postre le costaría la derrota al equipo.

Tocaba volver a remar a contracorriente, pero ésta vez no iba a ser tan sencillo como ante Real Sociedad o Valencia. Aunque el delantero conseguía hacerse huecos en el área, los pucelanos estaban muy metidos en sus posesiones y no daban tantas opciones como los anteriores rivales. Sin embargo, el ariete estaba con muchas ganas una vez que su instinto goleador ha vuelto a su piel.

Sobre todo por trabajo, Óscar se ha ganado la titularidad. Aunque llegó a ser el tercer hombre para Francisco en la punta de ataque, la falta de gol y de acierto tanto de Rodri como de Jonathan han llevado al ex del Lugo a hacerse con el puesto. Tampoco tiene un idilio con la meta visitante, pero sí que le da al equipo esa garra y ese carácter que sólo cuando lo tienen los once jugadores sobre el césped, el Almería es capaz de ganar un partido.

Aparte del gol anulado, Óscar no tuvo más ocasiones claras. Un par de pases largos hacia sus desmarques que no llegaron a buen puerto; un balonazo con sentido de Soriarno, que chutó sin controlar el delantero rojiblanco, cuando pudo haber controlado y encarado, y una acción en la que casi le roba la cartera a Jaime.

En la segunda parte, cuando el Almería se había venido un poco arriba y llevaba algo de peligro sobre la meta visitante, Francisco decidió sustituirlo y ahí se acabó el Almería. Óscar puso de su parte, pero los rojiblancos se volvieron con otra derrota.