Liga bbva

Premio para el honesto (0-2)

  • El Almería le devuelve a Pina en el campo la moneda de los precios para su afición. La zaga unionista, un acordeón perfectamente afin.

Hay veces, aunque sean pocas, que la vida favorece a los justos. El Almería fue honesto con el Granada en la ida y los nazaríes (para afinar mejor, su presidente Quique Pina) quisieron pasarse de listos en la vuelta estableciendo precios desorbitados para los seguidores visitantes. El tiro les salió por la culata a Pina y sus secuaces. No lograron frenar la marea unionista en el Nuevo Los Cármenes y tampoco pudieron con ellos en el campo. 

Francisco les devolvía en el terreno de juego la moneda de los precios con una de las mayores alegrías deportivas que el millar de hinchas desplazado hasta la vecina ciudad de la Alhambra haya experimentado en su vida deportiva. Porque hablando de justicia, justo es reconocer que Francisco, ese entrenador novel del que tanto se ha dudado, dio un baño táctico a todos los niveles a Lucas Alcaraz, un viejo maestro de la pizarra.

Y lo hizo cimentando la casa desde la defensa, con una zaga que emuló a un acordeón perfectamente afinado, junta atrás cuando tenía que estarlo, estirada para salir a la contra por las bandas cuando era necesario y reforzada con las incursiones de Verza y Vélez en su eje cuando las situaciones del partido lo requerían.

 

La defensa, talón de Aquiles del Almería a lo largo de toda la temporada, fue ayer el pilar sobre el que se asentó la victoria. Para ello, y ahí es nada, solo hubo que jugar con la falta de costumbre del Granada este curso para vivir en el alambre (hasta anoche no habían pisado el descenso) y esperar que los nervios empezaran a causar estragos en el rival.

Así sucedió. Un Almería bien pertrechado atrás aguardó su oportunidad. Y esta llegó desde los once metros cuando Fran Rico, en su intento de despejar, impactaba con el estómago de Verza en una acción que recordó a la patada de De Jong a Xabi Alonso en la final del Mundial de Sudáfrica. El propio Verza cogió el balón, lo situó a la altura de la pena máxima, rezaría una oración mentalmente y lanzó al ángulo contrario al que se tiraba el meta griego Karnezis.

Lo más complicado estaba hecho, pero ahora había que atisbar la reacción local. Cuando te golpean puedes quedar groggy o levantarte enfurecido. En el caso de los granadinistas pronto se vio que estaban más cerca del KO. Bloqueados, los de Alcaraz lo intentaban por medio de Fran Rico, que probó a Esteban con un cabezazo alto, un disparo desde fuera del área depejado por el avilesino y una falta directa desde la frontal sin consecuencias.

Por delante restaban 45 minutos de alta tensión en los que ambos equipos determinaban cómo llegar a la última jornada de Liga, casi salvados o casi descendidos. Y el Almería volvió a afrontarla con mayor inteligencia. Injusto sería destacar a un solo futbolista almeriense cuando todo el equipo funcionó como una orquesta, con cada una de sus líneas interpretando su partitura a la perfección.

Ante una zaga envasada al vacío, sin fisuras, al Granada no le quedó otra que colgar balones al área o intentar disparos desde fuera de la misma, mientras el Almería iba minando poco a poco su moral y sus reservas físicas.

La labor de desgaste alcanzó su cénit cuando Francisco introdujo a un portento de la naturaleza como Azeez para darle la puntilla a los nazaríes. El nigeriano se asoció con Aleix Vidal desde su salida para montar contragolpes. El primero de ellos casi acaba en el 0-2 con una asistencia del tarraconense al africano que éste cruzó en exceso; el segundo iba a acabar con derribo de Murillo a Azeez y gol de Aleix otra vez desde los once metros. Solo queda un pasito más para alcanzar la cima. Dichosos los que creen.

 

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