La segunda ronda de negociaciones entre Alfonso García y Francisco para la renovación del contrato del técnico almeriense tuvo lugar ayer en la sede de Urcisol en Águilas y, aunque tampoco hubo fumata blanca, lo cierto es que ambas partes acercaron bastante sus posturas.

Tanto es así que el acuerdo en el aspecto económico está prácticamente cerrado y, aunque no han trascendido cantidades, podría rondar el medio millón de euros por un año. Las diferencias, salvables, radican en el proyecto deportivo que la entidad va a perfilar de cara al próximo curso.

Francisco, con buen criterio, pide varios refuerzos de peso o por lo menos con la necesaria experiencia en la categoría que eviten en la medida de lo posible la angustia de tener que salvarse en la última jornada liguera, aunque en fútbol nada sea previsible.

El zapillero es consciente como nadie -y lo asume- que el presupuesto no da para dispendios y la base radicará de nuevo en apostar por la cantera y jugadores en proyección como el recién fichado Quique González, lo que no quita para que se haga un pequeño esfuerzo por apuntalar tres o cuatro posiciones clave.

En la segunda cumbre de Águilas, que se prolongó durante varias horas durante la tarde y acabó bien entrada la noche, presidente y técnico trataron asuntos como la posibilidad de que permanezca alguno de los cedidos la presente campaña o las posibles renovaciones.

Si el acuerdo aún no ha quedado rubricado negro sobre blanco en parte es porque en esta reunión no pudo estar presente el director general del club, Pepe Bonillo, al encontrarse en Madrid en un encuentro con la AFE, por lo que entre hoy y mañana, salvo sorpresa mayúscula, se anunciará la continuidad de Francisco.

Lejos queda ya otra visita a Águilas menos grata, cuando tras perder con el Rayo su cargo en el banquillo pendió de un hilo. La obtención de la permanencia lo ha reforzado y le permite poder exigir en las negociaciones.