Getafe-Almería

Un 'bazooka' de Feria (1-0)

  • Tan grave vuelve a ser una nueva pérdida cuando el equipo salía como la paupérima puntería de los delanteros Comienza demasiado retrasado y acaba roto tras los cambios

Si las palabras de Francisco en la previa del partido son ciertas y "la plantilla está cerrada", malo. La secretaría técnica no ha sido capaz de curar esa endeblez que hacía temblar a los aficionados cadaz vez que el balón se aproximaba a la meta propia y aunque ha reforzado a base de bien el ataque, éste ha comenzado la temporada con la puntería quizás olvidada en Tailandia. ¿Tan pronto como para acordarse de la gira? Eso ya es toro pasado y a buen seguro que habrá dado mucho dinero, aunque deportivamente no haya beneficado en nada por muchos factores. Lo único que todavía se puede subsanar son las carencias en una plantilla que aunque novedosa, sigue siendo demasiado corta y muy inexperta en las líneas más importantes.

 

Por mala puntería y por un comienzo impropio tras el buen partido ante el Espanyol, el Almería ya está en la misma y complicada situación que la temporada pasada. Sí, es muy pronto. Tan pronto como el año pasado se llevaba un punto en las dos primeras jornadas y con menos poderío ofensivo se habían marcado cuatro goles, por los uno de ahora y ante un Getafe que presentó una defensa en la que sólo faltó alinear al portero que rompía las entradas en la puerta 4. A buen seguro que las comparaciones no tienen mucho sentido, pero la mejor manera de no volver a cometer errores es aprender del pasado y esto parece que no ha sido así. Aunque queden 48 horas y hacer los ejercicios a última hora no es precisamente un sinónimo de sobresaliente, mejor esto que esperar nuevamente milagros en las jornadas en las que todos los dan por muertos. El Bayern acaba de fichar a Xabi Alonso, por lo que jugadores hay en el mercado y si los grandes necesitan reforzarse, qué será de un Almería que sólo ha fichado a un futbolista que la temporada pasada disputó un puñado de minutos en Primera antes de poner rumbo a Inglaterra: Thievy.

La afición getafense no sabía ayer cómo colocar a sus jugadores cuando los nombres se dijeron por megafonía. ¿Y los centrales? Lesionados. Un canterano y un centrocampista tuvieron que colocarse en el eje de una zaga, que se perdía con la simple presencia de algún futbolista rojiblanco. Pero el comienzo del partido almeriense fue tan malo, que Vigaray y Juan Rodríguez fueron calmando sus nervios viendo cómo sus compañeros robaban con facilidad en la zona de construcción almeriense y mantenían el balón bien lejos del área de Guaita. Como ya le pasara ante Córdoba y Espanyol cuando hubo igualdad numérica, la salida del Almería desde atrás era un auténtico via crucis, a no ser que el juego directo solucionara el entuerto. Thomas aporta mucho músculo y se multiplica para recuperar, pero no da fluidez al juego, como tampoco hacen los centrales, cuya función no es ésa por otro lado. El ghanés es el mejor ejemplo de que este equipo necesita algo más en plantilla: es un excelente jugador de futuro, pero demasiado bisoño como para echarse a la espalda la responsabilidad de un equipo.

 

En una pérdida, con un Getafe bastante mejor en los primeros minutos, o por lo menos con más carácter, llegó el gol que iba a decantar el partido. El centrocampista se duerme ante la presión de Sammir, posiblemente ilegal, aunque fuera de casa ya se sabe que los árbitros aplican el reglamento que quieren, y deja vendido al equipo. A Ximo le pilla subiendo, por lo que su banda era una autopista para Hinestroza y su centro, con la dosis de mala fortuna que suele tener un equipo que desde el principio se mete abajo, toca en Dos Santos, Trujillo, Vázquez y acaba en gol. Por esto hay que comparar el inicio de este año con el del pasado y advertir: si en algo es experta la plantilla es en saber que cuando comienzas a vivir en la zona baja, todo lo que pueda salir mal, va a salir de manera no deseada. Si no, tiempo al tiempo.

 

Con el marcador en contra desde el principio, el Getafe no podía seguir tan cómodo como en estos 28 minutos iniciales. Mejor que te marquen en la primera parte que sin tiempo para reaccionar, como el Espanyol. Pero el desenlace de aquel partido fue tan fatídico como el de ayer por las mismas causas: no marcarle ni al arco iris y regalarle balones al rival en zonas letales, con la bondad de quien echa dinero en la cesta de la iglesia en misa.

 

Cuando lo rojiblancos dieron el paso al frente se dieron cuenta de que el Getafe era un flan en defensa. Bastaron dos dejadas con el pecho de Hemed y dos carreras por banda de Jonathan para que los centrales de circunstancias hicieran llevarse a los suyos las manos a la cabeza. Huecos por todos lados, lo que provocó segundas jugadas francas para los rojiblancas. En la primera y más clara, Edgar falló a puerta vacía con su pierna izquierda. Tuvo tiempo de parala, mimarla, preparla e incluso acariciarla. Pero cansado y sorprendido por haber tenido que correr tanto hacia atrás en los primeros minutos, chutó sin sentido alto. Aún así, un jugador de Primera División debe de meter esa ocasión, igual que Thievy o Teerasil en la segunda parte tenían que haber hecho con las oportunidades que se le presentaron. Pero si lo mejor del equipo, que es su ataque, falla más que las escopetas que han utilizado esta semana los almerienses en los puestos de la Feria, lo normal es que las victorias tarden tanto en llegar.

 

Si Edgar Edgar y Thievy fallaron solos balones muertos en el segundo palo y Teerasil no supo conectar un cabezazo sin portero bajo los palos, entre Guaita y Jaime Latre allanaron el camino hacia la primera derrota. El meta sacó una mano espectacular a remate de Jonathan tras saque de esquina, pero es que en las propias narices del colegiado, el africano sufrió un agarrón que ni un zarandeo en una pelea. En la segunda mitad también se desentendió de un forcejeo de Vigaray con Hemed, cuando el israelí se había levantado para rematar.

Con un Almería más agresivo por las urgencias y un Getafe tembloroso porque sabía que hacía aguas, las tuberías del Coliseum se arreglaron en cuanto Francisco movió el banquillo. La marcha de Hemed desorientó a un conjunto rojiblanco, cuya brújula está imantada por los tres puestos de abajo.

 

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