UD Almería

Dieron la cara, que no es poco (3-0)

  • Un serio Almería llega a inquietar al Madrid en el Bernabéu Dos goles psicológicos, uno de James al borde del descanso y otro de Dos Santos en propia puerta al regreso de vestuarios, doblegan la resistencia rojiblanca.

La visita al dentista no resultó tan dolorosa como se esperaba. El Almería se destapó como un paciente de los que no mete lengua en paladar y complica el trabajo del especialista, esta vez un Real Madrid excesivamente espeso al que los rojiblancos supieron taparle muy bien las líneas de pase en la primera parte. 

El arranque madridista, no obstante, hizo presagiar una tarde aciaga. En apenas diez minutos un cabezazo de James, un disparo de Cristiano repelido por Rubén y una aproximación al área de Coentrao hicieron presagiar lo peor, pero a partir de esa última acción los de Sergi fueron poco a poco recomponiéndose. 

Apoyados en un colosal Thomas y en el criterio para leer el fútbol que solo alguien como Corona tiene en el campo. Los dos se bastaron para imprimirle al juego el ritmo que necesitaban sus compañeros y hacer al mismísimo Madrid que bailara a su son. 

Hubo incluso fases en las que los unionistas se permitieron el lujo de abusar de la posesión y de hacer rondos ante un Madrid que no acababa de entrar en el partido. La pega es que sin Thievy ni Wellington se disparó con balas de fogueo y apenas pudo contabilizarse ningún disparo a puerta con peligro. 

En la fase de dominio visitante, con el Madrid embotellado en su campo (como lo leen) y Thomas haciendo recortes en el área blanca, el Almería tuvo tres llegadas. Un centro de Mané que no pudo rematar Hemed, un disparo de Corona que acabó en córner y otro tiro lejano de Mané que se marchó desviado. 

El partido estaba donde Sergi quería, pero en el momento más inopinado, a un minuto de alcanzar el descanso, apareció la clase indiscutible de James Rodríguez, que se encontró un balón suelto al borde del área tras despeje de cabeza de Trujillo para conectar una sensacional volea ante la que nada pudo hacer Rubén. 

Tanto nadar para ahogarse en la orilla... Aún quedaba la segunda mitad, pero las esperanzas se desvanecieron pronto, cuando Jesé se inventó un pase entre líneas para sortear a Dubarbier y Mané de una tacada que dejó a Kroos con todo el campo de visión disponible para dar el pase de la muerte hacia Cristiano, con la caña preparada para remachar en posición de fuera de juego, pero Dos Santos metió el pie en su intento de despeje y acabó batiendo su propia portería. 

Ahí realmente se acabó el partido, lo que vino después fueron movimientos de piezas para repartir minutos entre unos y otros con la seguridad de que el marcador era difícil que se moviera, al menos en el sentido de la remontada. 

Como en el Camp Nou, la derrota paradójicamente refuerza a un Almerí que cree en lo que le transmite Sergi como leit motiv para la salvación. 

La lectura positiva del Bernabéu es que la media funciona como no lo había hecho en toda la temporada, si bien en el aspecto negativo podría citarse la escasa aportación al juego colectivo de Hemed (tiene que asociarse más y no ir tanto por libre) y el experimento fallido en la banda izquierda con Mané de interior. 

Arbeloa, que no es precisamente Cafú, subió reiteradamente por ese costado ante el candor de sus defensores y acabó poniendo la puntilla elevando el tercero a pase de Chicharito. Aún hay vida.

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