Si Sergi debutó como rojiblanco en la que fue su casa, el Camp Nou, ayer le tocó jugar en el estadio del que fuera su máximo enemigo deportivo, el Santiago Bernabéu. La sensación que dejó su equipo en ambos recintos fue muy buena, no tanto en resultado como en sensaciones. Nadie contaba con ninguno de los puntos de ayer, aunque el catalán dijera que no habían hablado de "no sumar", pero también pocos imaginaban un Almería tan vistoso y hasta seguro atrás.

"No tengo nada que reprocharle a mis jugadores, de tres cuartos hacia atrás hemos estado muy bien y sólo nos ha faltado creer que se podía hacer más de cara a su portería. Si empezamos a mirarla, las cosas van a cambiar hacia mejor. Hemos sido solidarios, trabajadores y está claro que nos vamos reforzados", aunque siempre queda la duda de qué podría haber pasado si el marcador al descanso llega a ser de empate: "No hubiese sido lo mismo el 0-0, que en la última jugada dejes un balón muerto en la frontal y te hagan el 1-0. Después del esfuerzo titánico, hemos hablado en el vestuario y levantado la moral. Hemos creído, hemos dado una buena imagen en la segunda parte y creo que haciendo las cosas así podemos llegar lejos".

Preguntado sobre si el equipo ya está como él quiere o le faltan todavía pinceladas, Sergi cree que todavía queda margen de mejora. "Sobre todo por las carencias que hemos tenido de cara a la portería contraria. Hay que insistir y creo que se puede mejorar todavía más. Hoy [por ayer] hemos hecho los deberes aunque todavía nos queda tarea por delante", asegura un Sergi que ayer puso de titulares a dos jugadores con pocos minutos como Mané y Édgar: "Era día para que jugaran y me demostraran por qué quieren ser titulares, al final quiero tener a toda la plantilla en la mejor situación posible. Mané ha sacado a Arbeloa de su sitio y la velocidad de Édgar ha hecho daño a Coentrao".