La mayoría de cronistas, aficionados y no pocos entrenadores coinciden en que el Almería pudo tocar fondo en Albacete, precisamente el lugar donde Sergi demandaba un punto de inflexión a su equipo. Ante el conjunto de Luis César Sampedro los rojiblancos exhibieron todas sus carencias defensivas, en la línea de creación y en el frente de ataque.

ZAGA. No se puede pretender practicar un fútbol sacando el balón jugado desde atrás cuando no se tienen las piezas necesarias para hacerlo. Ni Fran Vélez ni Cuéllar son especialmente habilidosos con el balón en los pies y ya incluso empiezan a dejar mucho que desear en las marcas. Tan solo Morcillo y Zabaco podrían ofrecer esa posibilidad, pero Sergi no acaba de dar con una la línea defensiva tipo, en la que hasta la fecha únicamente rinde al nivel necesario Michel Macedo.

MEDIA. El preparador catalán ha probado a estas alturas todas las variantes posibles para el doble pivote mezclando a Corona con Fatau, al ghanés con Montoro o Lolo Reyes, al chileno con Montoro y vuelta a empezar. Solo le queda introducir en la rotación a José Ángel por si suena la flauta, pero el hecho cierto es que ninguna de esas combinaciones ha logrado que la sala de máquinas genere juego.

ATAQUE. Sin elaboración ni creación en la medular el frente de vanguardia está perdido. En el Carlos Belmonte Chuli estuvo alarmantemente desasistido, mientras que los extremos, casos de Iago e Iván, tenían que hacer la guerra por su cuenta mientras Soriano fallaba de forma incomprensible pases de 10 metros.

José Ortega, entrenador de nivel III y exjugador rojiblanco, apunta a un pésimo estado anímico para explicar tamaño desaguisado y considera que es necesaria una reunión entre jugadores, con cuerpo técnico al margen, para decirse las verdades del barquero y arreglar una situación que amenaza con convertirse en irreversible.