Hay una ecuación no escrita en el fútbol según la cual el rendimiento de un jugador se incrementa proporcinalmente cuando se mide a su exequipo. En el duelo del domingo ante el Real Valladolid el Almería tendrá que vérselas nada menos que con dos.

Son los casos de Marcelo Silva y Rodri. El central uruguayo permaneció cuatro temporadas en las filas rojiblancas (una de ellas cedido al Peñarol), siendo incapaz de asentarse en la titularidad pese a llegar como una firme promesa sudamericana. El curso pasado puso rumbo a Las Palmas, con quien logró el ascenso a Primera sin ser protagonista, por lo que este verano firmaba por el Pucela. En el José Zorrilla parece haber encontrado su sitio, ya que en este arranque de temporada fue uno de los centrales más utilizados por Garitano y con Portugal parece mantener su estatus, disputando nueve de las diez jornadas.

Si hay que tener cuidado con sus incorporaciones al ataque (el juego áreo en el área rival, más que en la propia, era uno de sus fuertes), más vigilado deberá estar Rodri, un '9' peleón de los que le buscan las cosquillas a la defensa.

El ariete soriano criado en la cantera sevillista apenas estuvo una temporada en el Mediterráneo a las órdenes de Francisco y, aunque discreta, logró acabarla como pichichi del equipo (8 goles). Con los blanquivioletas de momento suma tres dianas, una menos que su máximo goleador, que es Juan Villar con cuatro.