Si la noche antes fue Joan Carrillo, ya extécnico del primer equipo, el que pasó por la guillotina de la directiva de la Unión Deportiva Almería, ayer por la mañana se hizo oficial la destitución de Miguel Rivera como entrenador del filial rojiblanco, algo que se veía venir desde hace semanas por la mala situación del equipo en el Grupo IV de la Segunda División. La derrota en casa del colista, el Real Betis B, por 3-1, fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Alfonso García tras ver que el Almería B encadenaba su décima jornada sin saber lo que es ganar y que caía hasta la última posición de la tabla clasificatoria.

El malagueño, que en su estancia en la disciplina rojiblanca se hizo cargo en dos ocasiones del primer equipo de forma provisional, deja al equipo a cinco puntos del puesto de promoción por la permanencia y a seis la zona de salvación directa falta de disputarse aún la última jornada de la primera vuelta, que se jugará el próximo fin de semana del 3 de enero, tras el parón navideño. Un parón en el que la dirección deportiva tendrá que ponerse manos a la obra para intentar hacer todo lo posible para reforzar al segundo equipo rojiblanco y evitar el descenso. Por lo menos por deméritos propios, porque cabe recordar que el descenso del primer equipo arrastraría al filial automáticamente a Tercera División. Para empezar, el primer paso del club es buscar un sustituto para Rivera, aunque al parecer Alfonsín y Pepe Morales ya estarían en la recámara desde hace días. Dos hombres de la casa que se postulan como candidatos para hacerse cargo de un filial que estará de vacaciones hasta el día 28 de diciembre, por lo que esta semana, el futuro nuevo técnico, no tendría contacto directo alguno con sus jugadores. La entidad aún no ha confirmado nada al respecto del sucesor de Rivera, aunque es probable que lo anuncia en los próximos días en los que, además, empezará a mirar en el mercado invernal para buscar unos refuerzos necesarios para un Almería B con mucha juventud pero poca experiencia.