Deportes

Un lujo al alcance de pocos

  • Solo el líder Levante es capaz de aunar un frente ofensivo del nivel del rojiblanco, con Fidel, Pozo y Puertas secundando a Quique González

La necesidad obliga y Fernando Soriano se vio ante el Nástic en la tesitura de tirar de los jugones debido a las lesiones de Azeez y Diamanka, unidas a la sanción de Fran Vélez. En otro escenario también podría haber optado por esa opción, pero siempre quedará la sombra de la duda a raíz de sus alineaciones previas, que apostaron claramente por trivotes con vocación defensiva en detrimento de la vertiente ofensiva.

Sea como fuere, lo cierto es que la mezcla de Fidel, Pozo y Puertas en la segunda línea del ataque rojiblanco, secundando a Quique González y respaldados por Corona primero y José Ángel después, con un inconmensurable Joaquín en las funciones de equilibrista, destrozaron la zaga de cinco planteada por Vicente Moreno.

Pocos equipos de la categoría tienen el lujo de contar con jugadores de ese nivel y lo extraño es que haya habido que esperar hasta la undécima jornada para verlos a todos juntos con ese nivel de compenetración. Solo el líder Levante, con futbolistas de la clase de Jason, Morales, Espinosa, Campaña o Roger, puede igualar el poderío ofensivo indálico.

Es sin duda un buen punto de partida sobre el que construir un equipo que por fin posea unas señas de identidad claramente definidas y cubra partidos enteros sin lagunas ni fallos de concentración como siguió habiéndolos ante el colista pese a jugar en superioridad.

Para conseguir dicha aspiración el técnico maño tiene mucho que decir. Primero creyendo que con los mejores se puede rendir igual tanto de local como de visitante y luego intentando reconducir su tortuosa relación con Pozo, la estrella del equipo le pese a quien le pese.

El malagueño parece haber dado el primer paso mostrando mayor compromiso sobre el terreno de juego. Ahora es cuestión de que Soriano asuma que lo más inteligente es adaptar el sistema a sus condiciones y liberarlo del desgaste defensivo, ya que su misión principal es generar juego.

El pulso entre futbolista y entrenador, simbolizado en la pitada de la afición al decidir su sustitución, no es sino la constatación de que ambos deben hacer introspección y entenderse. Por el bien del grupo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios