Fútbol l Historia del fútbol abderitano

Medio siglo del campeonato del Adra C.F. en Tercera

  • Aquel 12 de abril de 1959, el equipo entrenado por Antonio Carmona, pese a perder en Algeciras, se proclamó campeón tras el empate del Linares ante el Recreativo de Granada

Parece como si las urgencias del presente hubiesen devorado la historia del fútbol abderitano. Este año, concretamente el próximo domingo 12 de abril, se cumple medio siglo del primer campeonato del Adra en Tercera División; o lo que es lo mismo, del segundo intento de asalto a la categoría de plata del fútbol español [que no se consiguió porque el Albacete Balompié se cruzó en su camino en la fase de ascenso] del equipo más occidental de la provincia de Almería.

Aquella efeméride deportiva ocurrió el pasado 12 de abril de 1959 en campo del Mirador de Algeciras. El equipo que magistralmente entrenaba Antonio Carmona, todavía no había celebrado su primer aniversario tras el cambio de denominación. Y es que el Adra Club de Fútbol era el heredero legítimo del histórico Trafalgar, que durante muchas temporadas lució orgulloso su nombre por los campos de toda Andalucía.

El equipo abderitano, tras cuajar una temporada magnífica sobre la dura tierra del viejo Miramar, que todos los fines de semana era jaleado por más de cinco mil almas desde las gradas, se aseguró el campeonato bien lejos de Adra. Concretamente, en Algeciras se cantó en alirón. Quizás fue la derrota más dulce que en su historia ha encajado el equipo abderitano. El marcador del vetusto El Mirador reflejaba un 1-0 que nada importó a los de Antonio Carmona. Y es que el empate en su campo del Linares, su más inmediato perseguidor en la tabla, con el Recreativo de Granada le daba matemáticamente el título a los almerienses.

Fue un Adra campeón, respetado en el concierto futbolístico provincial, autonómico e, incluso, valorado en el panorama nacional por encima de su entorno. Un líder solvente, a cuyo paso el resto de rivales giraba el cuello con admiración y en el que nadie les regaló nada, se lo ganó a pulso desde el primer partido de liga. Eran agrandadas tardes de veloces aventuras por la banda, con el ala mortal formada por Antón y Lopera; con el mejor volante de la categoría, Quesada, haciendo pillerías por todos los campos; Joaquín dejaba su sello con goles antológicos; Bermúdez, bajo los palos, sacaba de quicio a los delanteros rivales; Ortiz; Zuázua; Jorge; Barranco; Paquito; Valiente; Garcia Vida; Martín... y un largo y recordado etcétera.

El escudo, la camiseta, la imagen, la dignidad, el orgullo, la honradez, el amor propio, el carácter, la afición, la historia… Con un máximo porcentaje de estos valores, toda la plantilla del Adra Club de Fútbol, cumplieron obligatoriamente el guión. La euforia fue compartida. No había formula mágica, la clave fue la unión del vestuario. Eran otros tiempos, otro fútbol. Ni las equipaciones, ni las botas, ni los balones son como los de ahora. Pero la honra de representar a un pueblo, cuna fenicia en la Historia de España, y de portar una zamarra que pasó a la historia, fueron suficientes para alcanzar la gloria.

Así lo significó el recordado presidente del club, Francisco Dolz, en aquella jornada grabada con oro en los corazones de todo buen abderitano. "El triunfo que vivimos ha sido logrado con la cooperación de todos". Amén es lo único que se puede decir de unas palabras que, cincuenta años después, perduran en el tiempo. Y seguirán haciéndolo.

Los héroes de aquel campeonato tuvieron un merecido reconociemiento. Fueron recibidos en Adra como si del propio Julio César, durante el Imperio Romano, se tratase. Miramar se sumergió en el túnel del tiempo y se transformó en el Anfiteatro Flavio de Roma [más conocido como Coliseum]. Literalmente, como se puede ver en la fotografía de la izquierda, no cabía un alfiler en el último partido de Liga frente al Puente Genil, en unas gradas repletas de gozo.

Fueron noventa minutos de fiesta, de cánticos, de alegría contenida que encontró en las gargantas de los almerienses la principal vía de escape. Se goleó por 4-1 al Puente Genil, antes de recibir al Albacete Balompié en la fase de ascenso a Segunda División. Aunque los manchegos privaron al Adra del ascenso a Segunda División, ya nadie fue capaz de quitarle la sonrisa a los aficionados que se onorgullecían de ser campeones de Tercera.

Aquella línea atacante formada por Antón, Lopera, Joaquín, Barranco y Valiente, se hizo famosa, y aun hoy los aficionados más fieles, jóvenes antaño, la recuerdan y anhelan, gozando como delantera legendaria. Y es que nunca hasta entonces, Adra, fue tanta capital futbolística.

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