El Unicaja Almería acaricia la final. Ayer, en una batalla épica de las que no se recuerdan, se impuso a Palma, por segunda vez en lo que va de eliminatoria, y obliga a los baleares a ganar los dos partidos que restan. Los almerienses intentarán sentenciar esta misma tarde, en el Moisés Ruiz (19:00).

Unicaja, en esa batalla épica, cuenta con dos generales, Barcala y Olteanu, que ayer ganaron, pese a los errores de saque (27), la terrible lucha vivida en la pista.

Carreño sorprendió en el sexteto. Sacrificó a Gustavo Delgado, uno de sus habituales, y dio entrada de inicio a Rojas, prácticamente inédito desde que se le fichó. Unicaja llegó a ir ganando de cuatro puntos (8-4 en el primer tiempo técnico). Pero Palma, en medio de una feroz lucha en la red, se fue acercando, fruto también de los errores locales, principalmente en saque (hasta siete en esta manga).

Pero resurgió el Barcala del primer partido en Palma. Cuatro puntos seguidos de su cuenta permitieron a Unicaja llegar con ventaja (20-18) a la recta final de set, donde resistieron dos defensas y aprovecharon el error de Palma para poner el 1-0.

Se seguía errando de más en el saque. Para uno que iba dentro, de Hotulevs, lo levantó el almeriense Contreras del suelo y pillando a contrapie al letón.

Ibán empezó a aparecer y Palma fue cogiendo renta (11-16). La diferencia entre unos y otros estaba en el saque. Carreño no encontraba soluciones y agotó sus tiempos ya con 13-19. El set era ya de Palma.

El tercero empezó siéndolo de Unicaja, que salió arrollando. Tuvo algún momento de dar bola a Palma, pero entre Barcala y Olteanu pusieron tierra de por medio y el camino más llano. En plena vorágine de buen juego, Nogal hizo el primer ace para Unicaja en todo el encuentro.

Volvió la igualdad al cuarto, con la iniciativa ahora de Palma y algún punto extra concedido por los colegiados. Había mucha tensión en la pista, conscientes ambos equipos de lo que había en juego. En ese ambiente, Unicaja se movió mejor. Salvó una desventaja de cuatro (12-16), con Barcala y Olteanu asumiendo el mando de la remontada, que completó Cedeño, por el centro, tras un punto que le robaron a Unicaja. El Moisés Ruiz se venía arriba, se vestía de fiesta y encaraba el sprint final. El principal Galán le birló otro punto a Unicaja. Quería tie-break el colegiado cacereño. Pero Unicaja no lo quería, y la fiesta, ayer, era suya. A la segunda, se llevó el partido, con bloqueo de Hotulevs.