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Totalmente imposible

  • De todas las maneras Pese a lo abultado del marcador, Unicaja vendió muy cara su derrota y buscó alternativas en ataque y bloqueo Fuera de serie Stanley, el mejor jugador que ha pisado el Moisés Ruiz

Cuando no puede ser, no puede ser y además es imposible. Si para ganarle a un equipo como Kazan hace falta esa dosis de suerte que rodea al mundo del deporte, la aventura se torna en imposible cuando los rusos, además de mostrar su mejor cara, están también tocados por la varita de la fortuna. El voleibol que se pudo ver en la tarde de ayer en el Moisés Ruiz fue de muchos kilates por parte de los dos conjuntos. Unicaja Almería aguantó el tipo durante todo el encuentro, tal y como hizo en Tours hace una semana. Sin embargo, los misiles tierra-aire que prodecían desde la línea de servicio visitante son capaces de aniquilar cualquier sistema defensivo por muy resistente que sea. Y esto minó la moral de una tropa ahorradora que, pese a todo, jugando al nivel que lo hizo ayer todavía tiene mucho que decir en Europa.

Mención especial merece el opuesto Clayton Stanley. El americano se encargaba de acabar con cualquier amago de remontada de los almerienses. Carlos Carreño, lejos de abandonar el equipo a su suerte, en todo momento buscó diferentes alternativas. Pero cuando los ahorradores se acercaban, e incluso superaban a su rival en el marcador, Stanley prendía la mecha de un cañón que se colaba por donde no había sitio. Ya podía formar Unicaja una muralla de tres hombres en la red, que el balonazo del opuesto se abría sitio como un meteorito que busca impactarse contra el suelo.

Pese a ello, Unicaja comenzó con muchos bríos el partido y, sobre todo, muy serio en el bloqueo. Los ahorradores sabían que para frenar el ataque de Stanley hacía falta formar una fortaleza en la red y en los primeros compases del duelo la cosa funcionó. La igualdad se mantuvo en el marcador hasta el 6-7, momento en el que el colocador ruso decidió buscar otras alternativas en ataque para su equipo. Además, cuando el opuesto visitante tuvo que servir, parecía imposible que lo nadie lo fuese a mover de la línea de fondo. Stanley conectó nueve servicios imparables, lo que obligó a Carlos Carreño a pedir tiempo muerto y buscar una solución de urgencia con Óscar Rodríguez en recepción, que elevaron la diferencia a 6-15.

Aunque sería fácil pensar por las diferencias en el tanteo que Unicaja no estuvo a la altura o que bajó los brazos, lo cierto es que los almerienses jugaron a un gran nivel. En todo momento, montaron triples bloquos y arriesgaron al servicio, para que a Kazan no le fuera fácil comenzar las jugadas. Dos buenos servicios flotantes de Yoyo Rodríguez le sirvieron a los ahorradores para tratar de acercarse en el marcador, pero cuando no era Stanley era Panteleymonenko el que deshacía las murallas verdes a base de pelotazos. Un bloqueo del propio Stanley a Sevillano hizo que el 14-25 final del primer set subiera al marcador.

Todos los set tuvieron un patrón común: Unicaja aguantaba con mucho sacrificio el arreón inicial ruso. Así, en la segunda manga Kazan no pudo irse en el marcador hasta el 11-13. Pese a que a que Soonias y Olteanu estaban haciendo daño con sus remates, los saques rivales eran cada vez mejores y se aproximaban a la perfección. Además, la potencia que imprimían a los servicios y a los remates provocaba que cuando el balón tocaba la finta de la red, se descontrolase y no hubiera manera de pararlo.

Unicaja seguía poniendo piedras en el camino hacia la victoria de los rusos. Pese a que éstas les pesaban a los almerienses como rocas, para los jugadores del Kazan parecían simples chinas, aunque algún que otro resbalón sí que se llevaron. Juanjo Salvador saltó a la cancha para reforzar el bloqueo del equipo de Carlos Carreño, ya cansado de recibir tantos pelotazos. 16-21, 17-21, 17-22, 18-22, 19-23... Los ahorradores murieron en el segundo set matando. Un bloqueo sobre Olteanu y primer tiempo de Apalikov aumentaron la renta visitante (20-25), ante el asombro de un público que disfrutó con el voleibol que pudo verse en el Moisés Ruiz, pero que se marchó a casa triste.

Con las ya escasas fuerzas que le quedaban a los pupilos de Carreño, trataron de seguir remando en el tercer y definitivo set. De hecho, fueron capaces de ponerse por delante (14-13), pero de nuevo sonaron los tambores de guerra procedentes de las huestes de Kazan. Pero entre fintas, dobles en ataque y saques a velocidad endiablada, los rusos sentenciaron (16-25). Pese a todo, Unicaja tiene mucho que ganar si mantiene su filosofía y nivel de juego.

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