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Un homenaje al voley

  • Espectacular El primer encuentro de la final no defraudó a nadie en cuanto a tensión y emoción, y sólo el resultado emborronó la noche 0-1 Teruel recupera el factor cancha; Unicaja, obligado a remontar

Lo de anoche fue un homenaje al voleibol, a la persona que da su nombre al Pabellón de juego (Moisés Ruiz) y al deporte en general, representado en la figura de un Samaranch sobre quien se guardó un respetuoso minuto de silencio. Más tensión y más emoción, imposible. Llegó un momento en el que ya daba igual quién ganase, porque el ganador había sido el voley. Unicaja y Teruel, un lujazo que hoy volverá a repetirse. Lo malo, que será con un 0-1 en contra de Unicaja, que ayer perdió su primer partido de la temporada en casa. Y en qué momento.

El asalto comenzó a las 20:34, cuatro minutos más tarde de la hora fijada. El primer punto de la final fue para Teruel, por medio de García-Torres, que también atacó por el centro la segunda bola de los turolenses.

Con las imprecisiones propias de un partido de máxima tensión avanzó el set. De máxima tensión por todo lo que rodea a estos dos equipos: el vigente campeón de Liga (Teruel), el club con más títulos en esta competición (Unicaja), un técnico no muy bien recordado de su etapa en Almería y ahora en el rival (Novillo) y dos aficiones muy ruidosas buscando el ánimo a los suyos.

Las imprecisiones llevaron a un desarrollo igualado en el que ninguno de los dos equipos disfrutó de más de dos puntos a su favor. Unicaja abortó un 18-20 para ponerse uno arriba, pero los visitantes volvieron a darle la vuelta al parcial al llegar al punto 23 y aún así los verdiblancos pudieron disfrutar de la primera bola de set, que desaprovecharon. 24-23, 24-25, 26-25. Los dos acariciaron el primer set de la finalísima. Con los tiempos muertos agotados en ambos lados, el fallo costaría caro. Arriesgaron en los saques y marraron. Hasta cuatro consecutivos, dos y dos. El fallo llegó, pero no lo tuvo ni Unicaja ni Teruel, sino los colegiados, que dieron malo un remate de Soonias que botó sobre la línea. Fue punto que no dieron y que dejó el camino libre para el 0-1 de Teruel, que cerró con un bloqueo.

En esa parcela los turolenses se mostraron superiores a los almerienses en el comienzo del partido. Así levantaron también un 2-0 inicial en un segundo acto que transcurrió por los mismos derroteros que el que había inaugurado la serie. Esto es, ventajas de no más de dos puntos, ahora con Unicaja por delante como único cambio respecto a antes.

Sin embargo, el panorama cambió a raíz del segundo tiempo técnico. Teruel tomó la delantera y Carreño decidió parar el partido con 17-19 buscando una reacción en los suyos. A Teruel le salía todo o casi todo. Bloqueaban continuamente los remates locales, se permitían algún lujo como el de Haroldo pasando la bola de campo con el codo y Hernán casi salva un balón imposible chocando con las vallas del fondo. Pero Unicaja superó ese momento de crisis para meterse, de nuevo, en el set. Ahora sí, el equipo empezó a hacerse fuerte en el bloqueo y uno de Smith puso a los verdiblancos dos por delante (23-21). Pero el parcial no estaba acabado. Ni mucho menos. La primera bola de set fue para Teruel, que en el último sprint remontó (23-24) para entrar en un nuevo final a diferencia de dos.

La tensión aumentaba de nuevo y cada balón era de oro. Lo supo Guille Hernán, que se dejó medio brazo en la publicidad para salvar otra bola que se perdía por el lateral. Esta vez no hubo lugar a la polémica ni la duda. Un remate de Bogdan Olteanu que tocó en el bloqueo y se marchó significó el empate a uno.

El guión continuó siendo el mismo también en el tercer juego. Ninguno cedía. Nadie daba tregua. Persistió la igualdad, la ventaja mínima, ahora aquí y ahora allá. En el bloqueo, seguían siendo superiores ellos. En los puntos algo embarullados, también. Continuaban las alternativas cuando se entraba en el tramo final y Unicaja pasó de un 21-20 a favor a un 21-23 en contra. Carreño pedía tiempo y los locales volvían a igualar, pero un error de Smith en la red le daba la posibilidad a Teruel de obligar a la épica. El norteamericano se resarció justo a continuación... y otra vez a la diferencia de dos y a esperar una acción que desnivelase la igualada. Esa llegó en un remate de Víctor Batista.

En tres sets y 172 puntos no había existido ni un sólo momento de respiro. Quizás por eso muchos de los 1.500 aficionados se levantaron al acabar el set, para tomar el aire, fumar un cigarro o puede que alguno o alguna hubieran quedado para cenar imaginando que la batalla no sería tan dura como lo estaba siendo. Unicaja y Teruel seguían siendo dos colosos, demostrando el por qué han llegado a una final que engrandecieron desde el comienzo.

1-2 en contra y Unicaja obligado a tener que ganar el cuarto para forzar el tie-break. Lo mismo que en el último encuentro en casa, frente a Tarragona, en la semifinal. Aunque en esta ocasión, con un desarrollo del partido muy diferente. El cuarto set fue prácticamente calcado a todos los de antes. Sólo una salvedad. Esta vez se rompió la máxima ventaja de dos a partir de un saque directo de Smith. Tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho (24-16) puntos de diferencia que aproximaban el quinto y definitivo set. El día de Tarragona fue un 0-2 y un 17-14. ¡Claro que era posible!

Unicaja llegó al tie-break más lanzado que nunca antes en todo el partido y con el set más reciente ganado y con solvencia. El Pabellón era una fiesta. Los dos equipos se adentraban en la batalla de las batallas. En quince puntos tras los cuales ya habría que pensar en que al día siguiente (hoy a las 19:00 horas) tendrían una nueva guerra infernal. En el último volvió la polémica con otra discutida acción de cuatro toques no señalada y en la que salió beneficiado Teruel. Unicaja pudo reponerse, cometió dos errores más y salvó una bola de partido, pero en el último bloqueo de García-Torres, Alexis no llegó a la esquina. Teruel dio primero. Pero ganó el voley.

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