El Polideportivo Ejido ha pasado una semana bastante rara. El pasado miércoles, Santo Domingo saboreó la gloria de la Copa del Rey, apeando al Cádiz, uno de los gallitos de la categoría, y clasificándose a dieciseisavos de final (tendrá que enfrentarse a uno de los equipos que disputan competición europea). Pero ayer vino la mala noticia. Un 4-1 en tierras murcianas ha hecho que los celestes ingresen en un estado bastante delicado. Un punto en tres partidos no habla demasiado bien de la situación del equipo en el campeonato liguero.

Aún es pronto para sacar conclusiones. Pero las jornadas van pasando y los de Julio Velázquez siguen sin arrancar. Y ayer fue tan malo el resultado como la imagen ofrecida. Porque ya no es el hecho de que el equipo se haya metido en puestos de descenso, sino que el rival le hace demasiadas ocasiones. De hecho, ayer el resultado se quedó corto. Si no hubiese sido por el cancerbero Valerio, los ejidenses pudieron regresar de Caravaca con una goleada de auténtico escándalo.

Es cierto que durante la primera media hora los visitantes tuvieron buenas intenciones, incluso alguna que otra ocasión (en el minuto 24, Centrón pudo inaugurar el marcador, pero el esférico no encontró la portería rival), pero la ausencia de un gol y la llegada del tanto rival desmoronó al Poli. El 1-0 de De la Rosa fue fundamental para que se produjera la debacle final. Corría el minuto 31 cuando Valerio sufrió la presión de Isreal, se hizo un lío y despejó la pelota como puede, con mala suerte que la pelota llega a De la Rosa, el mejor del encuentro, quien con una soberbia vaselina, hizo ese 1-0.

El gol noqueó al Poli Ejido, que encajaría otro tres minutos después. En una contra, tras un magnífico pase de De la Rosa, Rojas remató en un mano a mano con Valerio, y el rechace, le llegó a Pelusa que, con bastantes rebotes (uno en el palo incluido), no perdonaría.

Julio Velázquez quiso reacciones, y se cargó a Centrón, introduciendo a Dani Cara. Pero el cambio no dio ningún resultado.Tan sólo eran dos goles de diferencia, pero eso mató al Poli. En los segundos cuarenta y cinco minutos, los del Poniente bajaron los brazos y se rindieron. En el 54', sentenciaría Elías en un mano a mano que no desaporvechó. Un minuto después, De la Rosa tuvo otra, y otro más tarde, Rojas. Los celestes estaban siendo un juguete en manos del conjunto murciano.

A pesar de que falló estrepitosamente en el primer tanto, el meta ejidense estaba salvando a su equipo de una goleada todavía mayor. En el 91', Platero, que había salido en la segunda mitad, marcó el gol de la honra, pero ya de poco servía.

Ahora, el técnico ejidense, Julio Velázquez tiene una difícil papeleta en sus manos. Deberá demostrar que tiene la capacidad suficiente para sacar al equipo adelante. El fútbol da una segunda oportunidad, y el Poli deberá aprovecharla ante el Jumilla. Si no consigue los tres puntos, sí que sería hora para preocuparse. Motivos hay para ello.