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No descorchen el cava todavía

  • Desconocido Unicaja no estuvo al mismo nivel que el viernes y facilitó la labor a su rival Estado de gracia Cáceres, que fue el MVP, dio una exhibición para destrozar a los almerienses

Todavía desgustaban los aficionados almerienses el buen partido que vieron el viernes, cuando tenían que volver a acudir al Moisés Ruiz para apoyar a Unicaja en busca del segundo punto de la eliminatoria. Aunque el primer encuentro siempre es el más importante por el apartado psicológico, el de ayer se tornaba como decisivo porque el conjunto ahorrador podía dejar prácticamente decantada la final de la Superliga Masculina.

Sin embargo, a diferencia del viernes, Unicaja salió con una marcha menos de la debida. Teruel, que le había visto los dientes al lobo, sacó su mejor repertorio de inicio y cogió una importante ventaja en el primer set, 1-8. La diferencia pesó como una losa en los de Axel Mondi, que trató de cambiar la dinámica dando entrada a Ferrera e Ignacio Sánchez. Y el primer set se igualó (10-13), pero los aragoneses apretaron cuando más cerca estaban los almerienses (13-20). Cáceres estaba siendo muy superior por zona dos a Ibán Pérez. Guille, colocador y por ende jugador más bajo de los de Novillo, tocaba todos los balones en la red. La primera manga se iba. Era el momento de ser inteligente y simplemente desgastar al rival en los últimos puntos. Después de tres puntos consecutivos de los almerienses, Andy Rojas puso el 18-25.

Lo que diferencia al gran equipo del mediocre es la capacidad que tiene para levantarse en los momentos duros. Unicaja supo asimilar el golpe y sacó la cabeza de la madriguera en la segunda manga. Los almerienses sabían que el Moisés Ruiz no podía ser profanado y se lanzaron a por la remontada. La cosa comenzó bien (5-3), pero faltaba la frescura y la claridad del viernes. Teruel estaba sobrio y los nervios y la imprecisiones se apoderaron de los verdes (11-14).

Cáceres, ese jugador que se parece al primo de Zumosol, seguía siendo un incordio en ataque. Bola que tocaba, punto para Teruel. A Axel Mondi no le quedó más opción que dar entrada a Juanjo Salvador, ovacionado como se merecía, para ganar centímetros en el bloqueo. El pechinero, que pudo disputar ayer su último partido oficial en su tierra si la eliminatoria no vuelve, trató de poner su granito de arena. Pero los ataques visitantes eran misiles y los locales balas de fogueo (12-16).

En ese momento, el eterno capitán entonó el "a mí el pelotón Sabino, que los arrollo" y Unicaja se creció. Después de un magnífico primer tiempo, el capitán se echó el equipo a sus espaldas y los almerienses trataron de sacar fuerzas de flaqueza (17-18). Sin embargo, una polémica decisión arbitral y dos ataques mal efectuados, uno del colocador Freriks y otro de Ferrera, dejaron a los turolenses al borde del 0-2 (18-22). La sentencia llegó con un saque de Lorenzo, que Manuel Sevillano no supo atajar (18-23). Axel Mondi no encontraba explicación a lo que estaba viendo; su equipo estaba atenazado y a años luz del voleibol con el que esta temporada ha asombrado a España durante la liga regular.

Pese a que los almerienses vendieron cara su derrota, Cáceres, quien si no, soltó un latigazo después de una gran defensa turolense, que puso el 22-25 tras estrellarse en la cara de Freriks. Este último punto era un reflejo de lo que estaba siendo el partido. Los visitantes vencían por su mayor potencia en ataque, mientras que a los ahorradores no les valía dejarse la piel en la cancha para intimidar a Teruel. Las grandes finales, además de sacrificio, requieren de una calidad que a Unicaja le sobró el viernes, pero no hallaba ayer. El brazo se encogió después del primer set y Mondi, como buen psicólogo, trató de hacérselo ver a sus jugadores en el tiempo de descanso entre set y set. Los almerienses se jugaron el todo por el todo en la tercera manga. Era el momento de resurgir de sus cenizas.

Pronto, demasiado pronto quizás, Teruel se dio cuenta de que Unicaja era como ese animal que muestra miedo cuando tiene un carnívoro delante. 0-3 para comenzar, con un saque fácil para los receptores turolenses y unos ataques que siempre salían repelidos tras tocar en las murallas visitantes. Los almerienses volvieron a aproximarse y llegaron a igualar con un gran bloqueo de Ibán Pérez (6-6). Acto seguido, fallo al saque de Delgado y chapa de Guille (6-8). A los ahorradores no les salía nada y, poco a poco, se iban agotando los cartuchos que quedaban.

La afición turolense, crecida porque veía que la eliminatoria iba a viajar igualada a su pabellón, se había apoderado del ambiente del Moisés Ruiz. Sus bombos y tambores se escuchaban mucho más que los almeriense, que aprovechaban cualquier buen remate de Sevillano para insuflar ánimos. Pero la superioridad aragonesa en la red se ponía de manifiesto en cada punto: si los de Mondi necesitaban de más de un ataque como norma general para lograr sumar, los de Novillo clavaban a la primera la pelota en el suelo (13-15).

La ventaja visitante aumentaba conforme pasaba el intercambio de saques. Aunque un partido puede cambiar en cualquier momento, y Unicaja luchaba por encontrar ese golpe de suerte necesario que decanta los encuentros, lo cierto es que las sensaciones que transmitían los aragoneses eran más férreas y seguras (15-20). Los de Mondi lucharon hasta la extenuación, pero seguían cometiendo errores. El pescado quedó vendido después de un mal remata de zagueros (18-23). Cáceres falló el saque y Batista invadió el campo almeriense (20-24); los de Mondi se resistían a hincar la rodilla. Incluso, por primera vez en el partido, alguien pudo parar al opuesto turolense: fue Ferrera, en un uno contra uno, el que le puso una chapa de las que se quedan grabadas (21-24). Sin embargo, a la segunda, un block out de Smith al propio Cáceres, MVP a la postre, cerró el encuentro y sumió en un mar de dudas a un Unicaja que no estuvo al verdadero nivel al que este equipo nos tiene acostumbrados.

Ahora, la eliminatoria viaja a Teruel, donde los almerienses tienen que dar el do de pecho y demostrar que son los mejores. Aunque el pesimismo inundó el Moisés Ruiz, Unicaja tiene en su mano todavía alzar el título. No guarden las botellas de cava todavía; tan sólo déjenlas en la despensa porque los almerienses se han sobrepuesto a peores situaciones.

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