Bajo Palio

Luz de primavera para la Santa Cena

Con el beso divino de la luz única de Almería, con un cielo celeste, a las 18:30 de la tarde, miles de personas se agolpaban en las calles de feligresía, abriéndose las puertas del Templo parroquial de San Pedro Apóstol, para que la Cruz de Guía alzada y franqueada por penitentes de fila, revestidos con reverencia de túnica blanca de cola y capirote blanco con cíngulo de esparto, comenzase el majestuoso y señorial cortejo procesional de la Hermandad Eucarística de la Santa Cena.

Es la salida esperada del dulce nombre de Fe y Caridad, sereno y bello rostro, aroma de paz, en la tarde noche del Domingo de Ramos, cuando se sintió la suave caricia del palio, la gracia de los valares como nubes de incienso, cuando se dejó inundar por la suave candelería que resplandecía lo justo para ver la inmensidad del Paso de Palio en una esencia eternamente nueva en la fresca luminosidad primaveral.

Antes, la primera campanada del Diputado Mayor Agustín García, en el interior del templo, llamando a la meditación, siendo llevada a cabo por parte del Consiliario Esteban Belmonte, quien realizó las reflexiones penitenciales de Jesús instituyendo la Sagrada Eucaristía y Santa María, que encarnó el mensaje y la persona humana de Jesús.

La cofradía perfectamente ordenada en sus más de 150 nazarenos, con las diversas insignias características del ritual litúrgico cofrade, Cruz de Guía, Estandarte de la Corporación, Libro de Reglas, las banderas de los Pasos, guión estandarte de la Santa Cena y banderín de María Santísima de Fe y Caridad, dieron paso, al primero de los Pasos, el Misterio de la Santa Cena, cuyos manigueteros vestían hábito compuesto por túnica de capa, antifaz y guantes de color rojo bermellón y complementos de encaje y flecos dorados con el óvalo con cáliz dorado, y los del Paso de Palio, de color blanco.

Misterio adornado profusamente con bonitas y coloridas de flores del campo y a los sones de la Banda de cornetas y tambores Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real, iban dirigidos con elegancia y garbo los 45 costaleros que calza, con el llamador y las voces de mando del magistral capataz Manuel Flores y sus contraguías Miguel Ángel Plaza, Juan Joda y Daniel Pérez, adentrándose ascéticamente en el casco histórico, para llegar con profundo recogimiento y solemnidad al primero de los Conventos de Clausura de las Esclavas del Santísimo Sacramento y la Inmaculada, Orden de Santa Clara y Concepcionistas franciscanas (Las Puras).

La Hermandad entregó a las Madres Abadesas un ramillete de flores, en señal de respeto y testimonio de admiración a las monjitas de clausura por su vida de oración, de silencio, de recogimiento, de trabajo manual y físico, de penitencias corporales,... "estas almas van adentrándose en el corazón de Dios y gracias a ese intimidad con Él, van haciendo de este mundo un mundo más humano y más de Dios."

Tras el sobrecogedor Paso de Misterio, realizan la vía dolorosa, el segundo tramo de nazarenos de túnica de cola con el cirio encendido, como una sinfonía, recordándonos el primer Voto y Juramento de los cofrades, de que María Santísima de Fe y Caridad bajo Palio, perfumada con rosas blancas y azahar, fue concebida y librada del pecado original.

El Palio a los sones de las plegarias musicales de las saetas y los acordes de la Banda municipal de música de Berja, al cuyo compás de eternas melodías y cadencia de varales, los 45 costaleros iban dirigidos por el admirado capataz Benjamín González Jiménez, los fieles y público en las airosas esquinas que contemplaba el Paso de Palio, quedaban embalsamados y prendidos del mirar sereno y profundo, de los ojos cegadores y delicadamente nublados por el dolor plasmado por el insigne escultor Álvarez Duarte, y vestida con exquisitez y delicadeza de Ana Pallares.

Tras solicitar la venia al Presidente de día de la Agrupación de Cofradías, su paso por Carrera Oficial fue muy ceremonioso y solemne, siendo recibida la Cofradía, entre el bullicio expectante y respetuoso de su discurrir, hasta llegar a la calle Ricardos, en donde cientos de fieles se sumaron al cortejo penitencial para acompañar a los pasos, enterada la madrugá, en su regreso al templo.

Al entrar en el templo, los participantes en el cortejo procesional permanecieron en el mismo, procediéndose al rezo del Credo y una Salve a los Sagrados Titulares como Acción de Gracias y un Padrenuestro por los hermanos difuntos.

La presidencia estaba integrada por el canónigo Esteban Belmonte, el Hermano Mayor Rafael Romero Viciana, el ex hermano mayor Manuel Guerrero y la Camarera Conchi Molina.

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