El Instituto de Estudios Almerienses (IEA) presento ayer tres de sus novedades editoriales que se incorporan al catálogo de obras editadas por este centro de estudios locales en sus 34 años de historia.

Se trata de las obras Mojaqueros de hecho de Francisco Haro Pérez, Almería, 5 historias necesarias de Alfonso Viciana Martínez-Lage y El municipio romano de Alba (Abla-Almería). Espacios y monumentos funerarios de Antonio José Ortiz Ocaña.

La presentación corrió a cargo de la diputada de Cultura, María Vázquez, que estuvo acompañada por el director del IEA, Rafael L. Aguilera y los artífices de estas tres obras de temática eminentemente provincial. Las citadas publicaciones tienen en común que han sido seleccionadas en la convocatoria pública anual de ayudas a la edición 2012 y 2013 que promueve el IEA.

Mojaqueros de hecho de Francisco Haro Pérez es un libro a modo de homenaje a todos aquellos "mojaqueros de hecho" que, aunque forasteros, bien se ganaron el apelativo. Y se fundamenta en razones muy dignas; porque ellos cambiaron Mojácar para siempre. Es un libro que será referencia para los habitantes de esta Comarca y para los curiosos de la cultura y de la historia local. Un libro que se adentra en los repliegues de una crónica social con respeto, con gratitud y con una profunda nostalgia que hace vibrar la buena literatura, la que llega al alma y queda prendida en el corazón.

Almería, 5 historias necesarias de Alfonso Viciana reúne cinco relatos que no son ficción, aunque tampoco son relatos históricos al uso. Todos comparten un denominador común: sus protagonistas son ciudadanos almerienses o tienen al territorio de la provincia de Almería como escenario o marco de referencia. Para su composición se ha utilizado un lenguaje próximo a la novela, recreando sucesos fielmente ajustados a los hechos históricos que se narran.

El municipio romano de Alba (Abla-Almería). Espacios y monumentos funerarios está escrito por Antonio José Ortiz. El paisaje funerario del municipio romano Alba (Abla), se organiza en torno a la necrópolis urbana y diversas sepulturas rurales dispersas, ligadas al rito de inhumación. Dicha necrópolis se articulaba en torno a una vía sepulcral, a la salida de la ciudad, jalonada de monumentos sepulcrales altoimperiales, cuyo máximo exponente es el actual mausoleo de Abla.