graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

¿Está toda la plantilla ilusionada?

YA se sabe, un verdadero equipo con aspiraciones está compuesto, primero por hombres, y si a éstos se les unen nombres, o sea, calidad, el éxito estará casi asegurado. Lo vuelvo a repetir, Lucas Alcaraz insistió, con acierto, en el factor ilusión el día de su puesta de largo como entrenador. Por todo ello, vuelve a resultar contraproducente la enésima promesa o sentencia que efectuó el presidente, al aseverar que nadie abandonaría la disciplina rojiblanca después del siete de julio. Sin embargo, el porcentaje de jugadores que actualmente entrenan en el anexo y que son susceptibles de convertirse a partir de esta campaña en funcionarios, en el peor sentido de la palabra, del fútbol, es francamente elevado. No merece la pena dar nombres, es posible que inculpe a alguno de ellos injustamente. No obstante, los continuos cantos de sirena que emanan desde el corazón del vestuario, a través de varias de sus vacas sagradas, no hace sino enturbiar la preparación de un conjunto que teóricamente deber tener ilusión, repito, por recuperar la categoría o incluso por consolidarse entre los gallitos de la liga de fútbol profesional. Si algunos pretenden marear la perdiz hasta dejarla inconsciente, o sea, apurar hasta el 31 de agosto, lo podemos pagar caro. Además, el presidente corre el peligro de peder credibilidad y autoridad a la hora de poner sus condiciones sobre la mesa. Voy a rectificar sobre la marcha y me atrevo a citar un caso extremo: Uche por un lado (hay muchos más, claro) y Verza por otro. El nigeriano, un nombre, sin ilusión; el ex jugador de Albacete, un hombre con hambre. Por cierto, como rectificar es de sabios, Alberto Benito ya vistió adecuadamente en la presentación del nuevo centrocampista.

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