SEGÚN el club, ha renovado el 56% de los abonados de la pasada campaña. No está nada mal, porque conozco a numerosos aficionados que renovarán su abono a partir de hoy con el objetivo de cambiar su ubicación en el estadio, sin contar con los que durante los últimos días de julio y el mes de agosto, se animen a formar parte de la familia rojiblanca. Sería arriesgado pronosticar la cifra final de los más fieles, pero sin duda alguna estará muy por encima de la persuasión de un club que, en lo deportivo, da una molesta sensación de inestabilidad e improvisación. Y no lo digo yo, sino que lo ha manifestado públicamente Lucas Alcaraz, quien ya no se siente a gusto trabajando con varios jugadores (cuando no es Bernardello, es el de más allá) que desean marchar de Almería lo antes posible. Alcaraz estuvo valiente y directo; buen comienzo del técnico granadino. Además, se está desarrollando un marketing pobre y, en ciertas ocasiones, contrario a los propios intereses de la entidad. La semana pasada renové mi abono de tribuna y, contando con la amabilidad de los oficinistas del club, éstos me ofrecieron pagar a plazos sin intereses con la tarjeta Visa de la UD Almería. Vamos, como todas las temporadas. Una sorpresa inesperada. Incluso se me indicó que la condición del descuento por antigüedad, podría ser aplicada pese a que algún fiel aficionado de toda la vida no pudiera abonarse el año pasado. Sin embargo, las condiciones expuestas públicamente para esta campaña son claras e inflexibles. Seguro que más de uno se replanteaba su decisión si no se ocultaran (parece mentira) ciertos beneficios que aún perduran o que pueden ser susceptibles de cambio. Ojalá pudiéramos llegar a diez mil.