graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Sobrevalorado

SI pensara que Soriano no ha sido un jugador importante en la UD, me estaría haciendo el haraquiri. Sin embargo, en torno a su vuelta, me ha parecido desmedido el entusiasmo manifestado por la mayoría de la afición almeriense. Eso sí, dicha apreciación no influye a la hora de prestar mi máximo apoyo a un jugador de nuestro venerado club. Hay que reconocerlo, Soriano es más hábil en los bajos fondos del vestuario o en una rueda de prensa que con el balón en los pies. Al abandonar la disciplina rojiblanca manifestó que deseaba quedarse en Almería, pero horas más tarde expresó en Pamplona su deseo de volver a pasar frío. En su reciente visita con Osasuna anduvo loco por perforar nuestra portería y, al ser sustituido, no correspondió al aplauso de los aficionados de tribuna. Tras desvincularse de Osasuna, declaró en Pamplona que la anterior había sido su temporada más gratificante como profesional. Luego, reveló en Cuevas que sus mejores años los pasó en Almería y que su familia añoraba nuestra capital. Quizá otros intereses también le ayudaron a tomar la decisión. Estas manifestaciones tan antagónicas pueden carecer de importancia, pero ningún jugador rojiblanco ha sido tan contradictorio. Aun así, y sobre todo gracias a su inmenso final de temporada con Lillo, ha sido recibido como un auténtico héroe, con carta blanca para volver a liderar el vestuario con mano de hierro y a ser implacable con los medios de comunicación que, simplemente, discrepan con su proceder. Llama la atención, a su edad, los tres años de contrato concedidos, mientras que Ortiz Bernal lucha a brazo partido con la directiva en cada renovación. En cualquier caso, repito, Soriano es ahora uno de los nuestros y estaré a muerte con él.

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