opinión

Rafael L. Aguilera

La envidia de Miguel Ángel Blanco

PERPLEJO y anonadado del ruin artículo de Miguel Ángel Blanco, pensará él que es "Ortega y Gasset". Es una persona, que cuando convocaba el departamento, del cual él era responsable, sólo él, y exclusivamente él, hacía monólogos cansinos de una hora, siempre con acritud y descontento, con todo el mundo, incluso con los miembros y personal del IEA. Dimitió en una sesión, que más vale olvidar, donde se recogen todas las barbaridades lingüísticas que comentó extasiado. Todo porque quería cambiar su mundo imaginario, pero desde su rencor y odio a todos cuantos considera que no pertenecen a su "status quo".

En sus libros escritos se detectan su siempre decepción personal y profesional con el sistema democrático y con la vida, solo hace falta leerlos, no les voy a dar ninguna publicidad, porque incluso con dinero del IEA publicó un libro arremetiendo injustamente contra el propio fundador del IEA.

Su actuación es de ser un maleducado, que no dice ni buenos días, no me hiere, porque a "palabras necias oídos sordos". Será que no lleva bien su jubilación económica ni personal, y por eso en sus palabras se desprenden soberbia, envidia y orgullo, y basta conocerlo de forma personal para saber como trata con altivez y prepotencia cuasi intelectual a las personas que no son de su cuerda.

No sé a cuantas Reales Academias de las Letras pertenecerá, ni a qué letra estará inscrito, pero en todo caso, estaría en la m minúscula de "mezquindad" por sus falsas y amenazadoras palabras propias de un fascista.

Que fácil para un plumilla y juntador de palabras mezclar "las churras con las merinas".

Me reafirmo en lo dicho en mis artículos, a los cuales podría hacer referencia el ínclito y vetusto Miguel Ángel Blanco, que necesitamos un cambio, y en ello estamos muchos, aunque él lo tache, malintencionadamente y difamantemente, de un término, cuya utilización debería de estar prohibida para evitar la apología que él ha hecho tan mediocremente.

Queremos un cambio de rumbo desde este país, no a través de "perros flautas" como tú, que están indignados hasta con el aire que respiran, sino de las bases organizacionales y funcionales de una sociedad que tiene que responder a las nuevas expectativas de la globalización para poder seguir dando respuesta a todos los españoles y cuantos vienen de otros países buscando empleo y bienestar social, y por supuesto cultura, que es conocimiento y patrimonio, pero sin las acritudes y hostilidades de las que eres portador y tu ideología trasnochadora del franquismo sociológico. Michael ¡A España servir hasta morir!

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