graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Hay que seguir en la misma línea

ERA comprensible el enfado de los aficionados al final. Las opiniones vertidas en caliente estaban decisivamente influenciadas por el gol del Valladolid. Se aludía a la racanería del conjunto de Alcaraz y a la escasa posesión de balón. Parte de razón tenían los seguidores rojiblancos, pero ¿qué hubiese ocurrido si la postrera jugada visitante no se hubiera producido? Pues que posiblemente se habría alabado el sistema defensivo de Lucas Alcaraz. ¿Es que no estamos en esta campaña más seguros con una ventaja mínima, que en la pasada con dos tantos de margen? Por eso, conviene mantener la cabeza fría a la hora de analizar el desenlace. De hecho, segundos antes del gol de Javi Guerra tenía en mente una idea que no pienso ni debo variar por un tanto en el descuento, y es la siguiente: el conjunto de Alcaraz jugó a lo que sabe, a defender a ultranza su enésimo gol de estrategia con orden y sin grandes agobios ante un equipo de nuestra liga. ¿O es que nos vamos a salir de la tabla? El Valladolid tuvo posesión pero generó poco peligro. Ahora bien, ¿qué es lo que realmente falló? Quizá la escasa salida y posesión de balón a la hora de contraatacar. Goitom fue un cero a la izquierda, no supo proteger el esférico, perdió numerosos balones, incluso los regalados, y marró una ocasión de oro por no desmarcarse convenientemente. Con Ulloa sobre el campo, otro gallo nos hubiera cantado. Con esta reflexión no pretendo culpabilizar a nuestro entrenador por cambiar a Ulloa, que cargaba con la rémora de una surrealista tarjeta, porque Goitom llevaba una línea ascendente. Repito, el Almería tiene un patrón de juego interesante, independientemente de las características de sus futbolistas, que desde mi punto de vista no debe modificar.

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