graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Se volvió a hacer lo correcto

IGUAL vio Lucas Alcaraz la cara de Bernardello reflejada en el techo de su banquillo, cuando propinó varios puñetazos en dicho habitáculo. O quizá, pensó el entrenador rojiblanco en la monserga que se le vendrá encima conociendo, para más inri, los arrebatos del presidente. Lo fácil sería referirse a algo obvio, como que el Almería volvió a atrincherarse atrás y al final encontró la derrota. Desde luego, el gesto de Corona, alejando el esférico en los últimos minutos, delató sus intenciones. Sin embargo yo iría, de nuevo, más allá. El filial de uno de los hombres más ricos de España (siempre incido en esta cuestión porque de planificación bien hecha, nada de nada, sino billetes uno encima del otro), era y es el conjunto más "loco" de la categoría, o sea, el más goleado y uno de los más goleadores. Ayer pudimos comprobar que su movilidad en ataque, muy peligrosa y con sentido, fue contrarrestada, ya que apenas generaron ocasiones de peligro. Sin embargo, nuestro talón de Aquiles estuvo en ataque, al desperdiciar claras ocasiones hasta que el equipo decidió, con acierto, que si no se puede ganar, lo mejor es no perder. Que levante la mano quien pensara que a falta de un cuarto de hora lo más conveniente era lanzarse en tromba a por la victoria, teniendo enfrente a unos jugadores tan rápidos, descarados y habilidosos. Todavía recuerdo el grave error de Rafita en la segunda mitad, solo ante el portero local, al elegir la opción más cómoda pero menos arriesgada, quizá por su falta de calidad. Hubiese sido la sentencia. Lo que sí le puedo reprochar a Alcaraz es la retirada de Soriano, al que eché en falta en los minutos finales. Ayer, más que un punto, se pudo perder la confianza de la que todo equipo debe gozar. Esperemos que no sea así.

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