graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Un buen planteamiento, mal ejecutado

ANTES de analizar el encuentro me gustaría dejar clara una cuestión: hoy leerán infinidad de crónicas y escucharán numerosos comentarios incidiendo en la poca valentía del conjunto de Alcaraz y en su juego ofensivo de los últimos minutos, que de haberlo llevado a cabo durante todo el choque, nos hubiese reportado otro marcador. Bien, ésta es una reflexión manida, lógica, pero quizá poco estudiada. Yo pienso que, de inicio, el planteamiento de Alcaraz no estuvo mal del todo, ya que jugábamos frente al mejor conjunto en casa, estadística en mano. De hecho, el que más puntos ha logrado en su estadio. Además, demostró su condición de plantilla de primera división, pese a su técnico; por eso no van líderes. La cuestión es que, en la primera mitad, en vez de anular su ataque y su mayor técnica en posiciones algo más alejadas de nuestra área, lo hicimos demasiado cerca de ésta. De ahí, la cantidad de saques de esquina en contra. En uno de ellos, Carlos García hizo lo que sabe, o sea, no adelantarse nunca al contrario, abrazarle o hacerle falta. Este defensa, que tanto prometía, se está convirtiendo en un jugador de tercera marrullero, con todos mis respetos hacia la categoría. Por lo tanto, buen planteamiento en Riazor, pero muy mal ejecutado. ¿Por deméritos propios o por virtud del contrario? Eso siempre es difícil de saber. Lo que realmente nos hirió de muerte fue el segundo gol en contra, justo tras el descanso. Y lo que nos mató definitivamente fue un penalti que sólo pitan los árbitros que ni siquiera han jugado al futbolín. Por eso digo que el arreón final vino de la rabia contenida y de la relajación del Deportivo, porque ciertamente hubiera sido una temeridad plantearle al conjunto gallego un partido de tú a tú, en su propio estadio.

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