graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

La antítesis del Barça

EL choque de ayer tenía todos los ingredientes de un partido trampa. El frío, el viento y el estado del terreno de juego, jugaban en teoría a favor de equipo local. También, las estadísticas del Girona en su estadio eran bastante saneadas para ser un conjunto que ocupa la penúltima posición; su gran lastre se encuentra como visitante, donde sólo ha logrado tres empates, uno de ellos en el Mediterráneo. Por lo tanto, nuestro rival se merecía un cierto respeto. De hecho, la climatología me recordó a la del encuentro del sábado en Pamplona que perdió el Barça. Para los azulgrana fue un calvario, porque cuando empezaron a calentar motores ya tenían el partido cuesta arriba. Sin embargo, al Almería le ocurre lo contrario que a los de Guardiola. Y es que no necesitan capitalizar la posesión del esférico para sentirse cómodos o para generar alguna que otra ocasión de gol. La calidad de nuestros atacantes, hace el resto. Básicamente, eso fue lo que ocurrió en un choque feo y trabado, en donde la ofensiva propuesta de Alcaraz se tuvo que adaptar a las circunstancias. A partir de ahora, hay algo que me atormenta: los numerosos jugadores al borde de la suspensión. Con una plantilla tan corta y con los enfrentamientos directos que se vislumbran en el horizonte, habrá que tener suerte para que las sanciones y las lesiones se vayan sucediendo de forma escalonada. Es muy posible que los jugadores del filial tengan su protagonismo en la recta final de la competición. Tras presenciar el derbi entre el Almería B y el Roquetas, me extraña que Alcaraz no cuente más con Abel Molinero. Ya disputó, y muy bien por cierto, un partido de titular frente al Sabadell, pero como adelantó en su momento Paco Gregorio, el jugador atesora un excelente nivel.

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